El 2 de julio de 2025, la justicia rumana intensificó su ofensiva contra el excandidato presidencial soberanista Călin Georgescu, procesándolo por supuesta propaganda y culto a criminales de guerra, además de promover ideas fascistas y xenófobas. La Fiscalía General, adscrita al Alto Tribunal de Casación y Justicia, acusó a Georgescu de ensalzar al dictador Ion Antonescu, aliado de Hitler, y de liderar una organización con tintes antisemitas. Si es declarado culpable, enfrenta hasta tres años de prisión y la prohibición de presentarse a cargos públicos. Tras la anulación de su victoria en la primera vuelta de las elecciones de noviembre de 2024 por presunta injerencia rusa, Georgescu, quien lideraba los sondeos con un 40% de apoyo, anunció su retirada de la política, denunciando un “régimen dictatorial”. En un país con un 20% de hogares en riesgo de pobreza, la persecución al líder soberanista desata protestas y acusaciones de un complot orquestado por Bruselas.
BREAKING Călin Georgescu, trimis în judecată. Procurorii îl acuză că „a promovat în public, prin diverse mijloace, idei, concepţii și doctrine fasciste, legionare și xenofobe”
— ady Ganea🇷🇴 (@adyg1979) July 2, 2025
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Un Asedio Judicial sin Precedentes
La Fiscalía General imputó a Georgescu seis cargos, incluyendo falsedad en su declaración financiera de campaña y apoyo a la Guardia de Hierro, un movimiento fascista ilegal en Rumania. Las autoridades lo acusan de enaltecer a Ion Antonescu, condenado por crímenes de guerra en 2008, tras declarar en una entrevista que el dictador es un “héroe” que merece respeto. El proceso, iniciado tras su detención en febrero de 2025, incluye 47 registros a personas y asociaciones de su entorno, buscando pruebas de financiación ilegal y actos contra el orden constitucional. Georgescu, liberado tras un interrogatorio, quedó bajo control judicial, con prohibiciones de usar redes sociales, salir del país o portar armas.
La investigación se intensificó tras la anulación de las elecciones de noviembre de 2024, donde Georgescu, un candidato independiente, obtuvo un sorpresivo 23% de los votos. El Tribunal Constitucional, citando informes de inteligencia sobre una campaña en TikTok supuestamente financiada por Rusia, canceló los comicios a dos días de la segunda vuelta. Los documentos desclasificados revelaron una red de 25.000 cuentas en TikTok, activadas dos semanas antes de la votación, y una inversión de un millón de euros por el empresario Bogdan Peschir, de los cuales 381.000 dólares se destinaron a promoción en la plataforma. Georgescu, que declaró cero gastos de campaña, niega las acusaciones, calificándolas de “montaje” para bloquear su candidatura.
El líder soberanista, de 62 años y exfuncionario de los ministerios de Medio Ambiente y Asuntos Exteriores, ha polarizado a Rumania con su discurso anti-UE y anti-OTAN. Sus teorías conspirativas, como negar el aterrizaje lunar o la pandemia de COVID-19, han ampliado su base entre sectores descontentos, pero también han alimentado las críticas de un establishment que lo tilda de prorruso. Tras su exclusión de las elecciones de mayo de 2025 por irregularidades patrimoniales, Georgescu recurrió al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, sin éxito, y ahora enfrenta un proceso penal que podría enterrar su carrera política.
Miles de personas mostrando su apoyo al soberanista Calin Georgescu, arrestado tras ganar la primera vuelta de las elecciones en Rumanía, y quien anunció que prohibiría toda la 'red Soros' en su país.
— Fascista Asintomático (@FAsintomatico) March 2, 2025
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Protestas y Reacciones Internacionales
La persecución a Georgescu ha desatado una ola de protestas en Bucarest y otras ciudades, con miles de seguidores ondeando banderas rumanas y exigiendo la dimisión del presidente Klaus Iohannis y del primer ministro Marcel Ciolacu. George Simion, líder de la Alianza para la Unión de los Rumanos (AUR), calificó el proceso como un “golpe de Estado” y un ataque a la democracia, acusando al Gobierno de someterse a Bruselas. Cerca de mil personas se congregaron frente al Tribunal Constitucional, gritando “ladrones” y “libertad”, según reportes locales. El grupo europeo Conservadores y Reformistas (ECR), con líderes como Nicola Procaccini y Patryk Jaki, condenó la exclusión de Georgescu como una “violación del Estado de derecho” y un precedente peligroso en la UE.
Desde el exterior, el caso ha generado reacciones contundentes. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, tildó las elecciones sin Georgescu de “ilegítimas” y las acusaciones de injerencia rusa de “absurdas”, reforzando las sospechas de vínculos con Moscú. Elon Musk, propietario de X, calificó su detención como un “desastre” para la democracia, mientras el vicepresidente de Estados Unidos, J.D. Vance, criticó la persecución en febrero de 2025. En contraste, el Ministerio de Exteriores alemán señaló que las acciones contra Georgescu evidencian los intentos de Rusia por desestabilizar la UE y la OTAN. TikTok, por su parte, negó haber dado trato preferencial al candidato, asegurando que identificó y eliminó redes de cuentas sospechosas.
La coalición gobernante, formada por socialdemócratas, liberales y la minoría húngara, defiende la anulación de los comicios y el proceso judicial como una defensa de la democracia frente a “ataques híbridos rusos”. Sin embargo, Elena Lasconi, candidata pro-UE que quedó segunda en noviembre, calificó la cancelación como “ilegal e inmoral”, reflejando divisiones incluso entre los detractores de Georgescu. La tensión social, alimentada por un 20% de inflación y un desempleo del 5,5% en 2024, ha llevado a protestas masivas, con enfrentamientos frente a la sede electoral en marzo, donde los seguidores de Georgescu derribaron vallas de seguridad.
Un Golpe a la Democracia Rumana
El caso Georgescu expone las fracturas de la política rumana. Su exclusión, primero por irregularidades patrimoniales y ahora por cargos penales, ha fortalecido a la ultraderecha, que controla un tercio del Parlamento. La AUR, liderada por Simion, se perfila como favorita para las elecciones de mayo de 2025, capitalizando el descontento. La anulación de los comicios de 2024, basada en informes de inteligencia sin pruebas públicas, ha generado escepticismo sobre la independencia judicial. La “Mesa Redonda de las Partes Interesadas” del 3 de marzo en Bucarest, con ONG pro-UE, alimentó acusaciones de un complot para silenciar a Georgescu, considerado una amenaza al establishment por su discurso soberanista.
La economía rumana, con un crecimiento del 0,6% en 2024 y un déficit fiscal del 6,2% del PIB, sufre las consecuencias de la inestabilidad política. Las protestas han afectado el comercio y el turismo, mientras la inversión extranjera, que cayó un 3% en 2024, enfrenta más incertidumbre. La sociedad, con un 20% de hogares en riesgo de pobreza, percibe el proceso como una maniobra para proteger intereses globalistas, especialmente tras el respaldo de Bruselas a las medidas judiciales. La exclusión de Georgescu, que lideraba con un 40% en los sondeos, refuerza la narrativa de un sistema que reprime a los disidentes.
El proceso penal, que incluye cargos por promover la Guardia de Hierro y falsedad financiera, podría prolongarse meses, manteniendo a Georgescu fuera de la contienda. Su retirada, anunciada tras el fallo del Constitucional en marzo, marca un punto de inflexión, pero sus seguidores prometen mantener la presión. La derecha, con candidatos como Crin Antonescu, busca llenar el vacío, mientras el oficialismo apuesta por Nicușor Dan, cuya candidatura fue aceptada sin objeciones, avivando sospechas de sesgo ideológico.
Un Futuro Incierto para Rumania
El asedio judicial a Georgescu refleja un choque entre soberanismo y globalismo en Rumania. La justicia debe garantizar un proceso transparente para evitar acusaciones de persecución política, mientras el Gobierno enfrenta el desafío de estabilizar un país polarizado. La anulación de las elecciones y los cargos contra Georgescu, sin pruebas públicas contundentes, erosionan la confianza en las instituciones. La sociedad, agotada por la crisis económica y la inestabilidad, exige un proceso electoral limpio en mayo de 2025. Sin un diálogo que reconcilie a las facciones, Rumania arriesga más protestas y un fortalecimiento de la ultraderecha, mientras el espectro de la injerencia extranjera sigue alimentando un debate que trasciende sus fronteras.
Georgescu acorralado por la justicia: ¿persecución política o defensa de la democracia? 🗳️