En los últimos tiempos, ante episodios puntuales de apagones o subidas de precio en la energía, ha circulado un discurso recurrente en redes sociales y ciertos foros: “La culpa es de las eléctricas privadas, que especulan por avaricia desde que Aznar vendió ENDESA”. Esta afirmación, aunque popular, es falsa, simplista y engañosa. El sistema eléctrico español no funciona como una selva sin control, y ninguna empresa privada —ni siquiera los grandes actores del sector— puede alterar por sí sola el equilibrio energético del país.
En este artículo desmonto, punto por punto, esta falacia, explicando quién gestiona realmente el suministro eléctrico, cómo está regulado el mercado y qué papel jugó el gobierno de José María Aznar en la privatización de empresas energéticas como ENDESA.
Ya lo hicieron con Indra y TELEFÓNICA, y ahora van por Red Eléctrica con la misma excusa: “sector estratégico”
Red Eléctrica: el cerebro del sistema eléctrico
Para empezar, es fundamental entender quién manda en el sistema eléctrico español. Y no, no son las eléctricas privadas. El operador real, quien tiene la autoridad y la responsabilidad sobre la estabilidad de la red, es Red Eléctrica de España (REE).
REE es la única empresa responsable del transporte de electricidad en alta tensión, y además es el operador del sistema eléctrico nacional, lo que significa que:
- Coordina en tiempo real la producción y el consumo de electricidad.
- Garantiza que haya equilibrio entre oferta y demanda cada segundo del día.
- Decide qué centrales se conectan y en qué orden, según criterios técnicos y económicos.
- Actúa como árbitro neutral en el mercado.
Y lo más importante: REE está controlada por el Estado. El 20% de la empresa pertenece a la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales), pero tiene garantizado el control efectivo, lo que impide que actores privados puedan manejar la red a su antojo.
Por tanto, si hay un apagón como el del “Lunes Negro” 28 de abril de 2025 o desequilibrio, no es porque las empresas eléctricas quieran “vender más”, como repiten algunos bulos. Es porque, pese a toda la planificación, pueden ocurrir fallos técnicos, condiciones meteorológicas extremas, errores de previsión o como digo por temas ideológicos de agendas ecológicas. Y cuando ocurre, REE actúa con protocolos automáticos para proteger el sistema, incluso cortando temporalmente el suministro si es necesario.
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El papel real de las eléctricas: generan, distribuyen y venden, pero no mandan
Las grandes eléctricas como ENDESA, Iberdrola o Naturgy tienen un papel crucial: producen energía, la distribuyen en ciertas zonas y la comercializan. Pero no deciden cuánto se genera ni quién lo consume. Tampoco pueden alterar la red para su beneficio.
La producción de energía en España se decide a través de un mercado regulado y competitivo, en el que las empresas ofertan su energía día a día, y REE organiza su despacho siguiendo criterios económicos y de estabilidad. Esto significa que si una empresa quiere “colocar” su electricidad más cara, simplemente no se la compran si hay alternativas más baratas.
Además, las funciones de las eléctricas están fuertemente reguladas. Por ejemplo:
- La distribución (las redes que llevan electricidad a casas y empresas) está regulada por el Estado y no es un mercado libre. Las tarifas son fijas.
- La comercialización está sujeta a normativa, con precios limitados en el mercado regulado (PVPC) y control en el mercado libre.
- Las centrales de generación deben cumplir normas técnicas estrictas y protocolos de conexión que impiden alterar la estabilidad del sistema.
Ninguna empresa puede “cortar la luz” por su cuenta o crear un apagón para ganar dinero. Eso sería ilegal, detectable y sancionable.
La privatización de ENDESA: lo que hizo realmente Aznar
Uno de los argumentos más usados por quienes alimentan el bulo es que “todo empezó cuando Aznar privatizó ENDESA”. Pero este argumento es históricamente inexacto.
ENDESA fue fundada en 1944 como una empresa estatal. Durante décadas, fue la principal generadora y distribuidora eléctrica del país. Sin embargo, el proceso de liberalización energética empezó antes de Aznar, con los gobiernos socialistas en los años 80 y 90. El propio Felipe González promovió reformas que abrían el mercado a la competencia.
Lo que hizo José María Aznar fue acelerar ese proceso y culminar la privatización de ENDESA, entre 1997 y 1998, vendiendo las últimas participaciones estatales. La idea, alineada con las directrices de la Unión Europea, era liberalizar el mercado eléctrico, fomentar la competencia y atraer inversión privada.
Pero incluso tras la privatización, el mercado no quedó desregulado ni descontrolado. Al contrario: se estableció un marco normativo robusto, con organismos reguladores como la CNMC (Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia) y la supervisión directa del Ministerio para la Transición Ecológica. Todo está bajo lupa.
¿Y las placas solares o pequeños productores? ¿Pueden desestabilizar el sistema?
Otra creencia errónea es que los pequeños productores, como los dueños de instalaciones solares, pueden causar desequilibrios vendiendo energía sin control. Falso.
Cualquier productor, grande o pequeño, está sometido a las reglas del mercado y no puede volcar energía de forma arbitraria. REE establece límites de potencia, condiciones técnicas y protocolos de desconexión automática si hay exceso de producción. Además, las distribuidoras controlan las conexiones locales.
Más rigor, menos bulos
La energía es un tema complejo, pero eso no justifica las simplificaciones populistas. Ni Aznar tiene la culpa de cada subida de la luz, ni las empresas privadas controlan el sistema eléctrico como si fueran señores feudales. El sistema está regulado, vigilado y dirigido en su punto neurálgico por el Estado, a través de REE.
Los apagones o desequilibrios no son consecuencia de avaricia empresarial, sino de un entramado técnico extremadamente delicado. Y si queremos un debate serio sobre la energía, necesitamos menos memes virales y más conocimiento real.
Porque solo con información y rigor, podremos exigir un sistema energético justo, eficiente y al servicio de todos.