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miércoles, junio 18, 2025
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Ecuador enfrenta un 2025 incierto: economía en recuperación y elecciones marcan el rumbo

Ecuador atraviesa un momento económico delicado en 2025, caracterizado por una recuperación tímida tras un año de contracción y una serie de desafíos estructurales que limitan su crecimiento. La reelección del presidente Daniel Noboa en las elecciones de abril de 2025 ha traído cierta estabilidad política, pero la persistencia de problemas como la inseguridad, la dependencia del petróleo y un déficit fiscal elevado mantienen al país en una posición vulnerable. A continuación, se analiza el estado actual de la economía ecuatoriana y el impacto de las recientes elecciones en su trayectoria.

Una economía en recuperación tras un 2024 complicado

En 2024, la economía ecuatoriana se contrajo un 2,4%, afectada por una combinación de factores adversos: la peor sequía en 60 años, que provocó apagones y racionamiento eléctrico, un aumento de la violencia ligada al crimen organizado y una incertidumbre política que frenó el consumo y la inversión privada. Según el Banco Mundial, el Producto Interno Bruto (PIB) cayó un 2,5% en 2024, con un impacto directo en el empleo y los ingresos, elevando la pobreza al 31,9% (medida en 6,85 dólares diarios, PPP 2017). La inflación, aunque controlada en un 1,5% gracias a la dolarización, no compensó el aumento de los precios al productor, lo que reflejó presiones de costos en el sector empresarial.

Para 2025, los analistas proyectan un rebote moderado, con un crecimiento del PIB estimado en 1,4% a 1,9%, impulsado por una mayor estabilidad energética y un entorno político más predecible tras las elecciones. El sector no petrolero, especialmente las exportaciones de banano, camarones y flores, seguirá siendo un pilar clave, con un superávit comercial proyectado de 3.000 millones de dólares. Sin embargo, la suspensión de la explotación petrolera en el Parque Nacional Yasuní, aprobada por referéndum en 2023, ha reducido la producción de crudo en un 12%, afectando los ingresos del Gobierno, que dependen en un 30% de este recurso.

El déficit fiscal, que se redujo de 3,5% del PIB en 2023 a 1,4% en 2024 gracias a un aumento del IVA del 12% al 15% y nuevos impuestos temporales, sigue siendo una preocupación. La deuda pública, aunque bajó al 58% del PIB en 2024, limita la capacidad del Gobierno para financiar servicios esenciales o impulsar el crecimiento. Un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por 4.000 millones de dólares, aprobado en mayo de 2024, y un programa adicional de 1.300 millones para 2025-2026, proporcionan cierto alivio, pero exigen mantener la disciplina fiscal, lo que podría generar tensiones sociales si se implementan recortes adicionales.

Las elecciones de 2025: estabilidad política con retos pendientes

Las elecciones del 9 de febrero de 2025, con una segunda vuelta el 13 de abril, reeligieron a Daniel Noboa, del partido Acción Democrática Nacional (ADN), frente a Luisa González, de la Revolución Ciudadana (RC), en una contienda marcada por la polarización y la preocupación por la seguridad. Noboa, quien asumió el poder en noviembre de 2023 tras un mandato abreviado, obtuvo una victoria ajustada, consolidando su liderazgo con un enfoque centrado en combatir el crimen organizado y atraer inversión extranjera. La elección simultánea de una Asamblea Nacional ampliada a 151 escaños otorgó a Noboa una mayoría relativa, con su partido y aliados independientes controlando suficientes curules para aprobar reformas, un cambio significativo respecto a la fragmentación legislativa de años anteriores.

El triunfo de Noboa ha sido bien recibido por los mercados, que temían un regreso del correísmo, asociado a políticas populistas y tensiones con acreedores internacionales. El riesgo país, que había caído por debajo de 1.200 puntos en abril de 2024 tras las reformas económicas de Noboa, se mantuvo estable postelecciones, reflejando una mayor confianza de los inversores. Sin embargo, la reelección no disipa los desafíos: la inseguridad, con una tasa de homicidios de 40 por cada 100.000 habitantes en 2024 (aunque inferior a los 47 de 2023), sigue minando la confianza de consumidores y empresas. Además, las políticas de Noboa, como la eliminación de subsidios a la gasolina y los apagones de 2024, han erosionado parte de su popularidad, lo que podría complicar la implementación de reformas impopulares.

Debate sobre economía de Ecuador tras elecciones de 2025.

Impacto de las elecciones en la economía

La continuidad de Noboa ofrece un entorno político más predecible, crucial para avanzar en las seis prioridades económicas de su administración: disciplina fiscal, cooperación con el FMI, promoción de industrias extractivas (petróleo y minería), desregulación eléctrica, apertura comercial y alineación geopolítica con Estados Unidos. Su reelección facilita la aprobación de reformas constitucionales propuestas, como la flexibilización laboral, la protección de la propiedad privada y la reducción del rol del Estado en sectores estratégicos, todas destinadas a atraer inversión extranjera directa (FDI), que en 2023 cayó un 58% a 372,3 millones de dólares.

En el sector minero, el Gobierno planea reabrir el catastro en 2025 para nuevas concesiones, comenzando por áreas sin conflictos territoriales, lo que podría atraer 1.000 millones de dólares en inversiones a corto plazo. Asimismo, el impulso al comercio electrónico, que alcanzó los 5.000 millones de dólares en 2023 y se proyecta en 6.100 millones para 2025, y la posible llegada de la tecnología 5G tras la revaluación de bandas de espectro por el Ministerio de Telecomunicaciones (MINTEL), son señales de diversificación económica.

Sin embargo, la agenda de Noboa enfrenta obstáculos. La oposición, liderada por Revolución Ciudadana, podría formar alianzas en la Asamblea para bloquear medidas de austeridad o liberalización, especialmente si generan descontento social. Las protestas indígenas y sindicales, que en el pasado han paralizado al país, siguen siendo un riesgo, sobre todo si las políticas fiscales afectan a los sectores más vulnerables. Además, la militarización de la lucha contra el crimen, aunque respaldada por un referéndum en abril de 2024, ha generado críticas por posibles violaciones a los derechos humanos, lo que podría tensar las relaciones con socios internacionales.

Perspectivas y desafíos a futuro

Ecuador está en un punto de inflexión. La reelección de Noboa ofrece una ventana para consolidar reformas que reduzcan la dependencia del petróleo y fortalezcan sectores como la agricultura, la minería y el comercio digital. Sin embargo, el éxito dependerá de su capacidad para equilibrar la disciplina fiscal con las demandas sociales, en un contexto donde el 50% de la fuerza laboral es informal y la pobreza afecta a uno de cada tres ecuatorianos. La inseguridad, aunque en descenso, sigue siendo un lastre para la inversión y el turismo, mientras que la dolarización, aunque estabiliza los precios, limita la competitividad exportadora.

El panorama económico de 2025 será de crecimiento moderado, pero frágil. Las reformas estructurales, si se implementan con éxito, podrían sentar las bases para una economía más diversificada y resiliente. Sin embargo, cualquier paso en falso en la gestión de la seguridad o las finanzas públicas podría desencadenar protestas o una nueva crisis de confianza. Ecuador necesita un liderazgo pragmático y una visión clara para convertir esta oportunidad política en un despegue económico sostenible.

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