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martes, agosto 5, 2025
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Desapariciones en México: una tragedia de Estado silenciada

La desaparición de personas en México no es un secreto ni un fenómeno aislado: es una crisis estructural que ha evolucionado durante décadas y que, a pesar de su gravedad, no ha sido enfrentada con la seriedad que exige. Más aún lejos de resolverse, este problema se ha profundizado hasta convertirse en una de las mayores violaciones de derechos humanos en Hispanoamérica, con más de 114, 000 personas desaparecidas registradas oficialmente, según datos de la Comisión Nacional de Búsqueda hasta el 2024. Esta cifra, por sí sola, debería generar alarma, indignación y acción internacional. Pero en cambio, lo que predomina es la indiferencia institucional, y al parecer ningún colectivo internacionalista en Europa o Estados Unidos tienen interés para llevar el tema a la agenda justiciera “multicultural” del momento.

Un drama comparable con escenarios de guerra

Para dimensionar la magnitud del problema, es pertinente establecer una comparación con otra situación  humanitaria ampliamente difundida: la guerra en Gaza. Según datos de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas (OCHA), desde el inicio de la ofensiva israelí en octubre del 2023 hasta mediados del 2024, se estima que más de 38,000 palestinos han muerto, producto de la respuesta militar. Este dato ha tenido un fuerte impacto mediático y político internacional, a pesar de que las cifras siguen sin ser verificadas por ningún perito internacional, no hay un conteo fidedigno de cuerpos, solo una estimación emitida por un grupo que en lugar de proporcionar datos, brinda a los medios de comunicación cifras alarmantes pero no certeza científica.

En contraste, México, en un contexto no bélico, al menos en el sentido formal, acumula un número de desapariciones tres veces superior. Es decir, en territorio mexicano han desaparecido más personas que las que supuestamente han muerto en uno de los conflictos armados más mediáticos de los últimos años. Sin embargo, este hecho no ocupa portadas internacionales, ni provoca resoluciones en foros multilaterales, ni indignación de los espectadores de noticias. La diferencia no es solo geográfica, es de voluntad política y mediática. A los medios de comunicación internacionales no les interesa los desaparecidos en México, por que en la practica no involucra al Estado sionista y distraería el foco de atención mediático del momento, que es: presionar a Israel dejando de lado cientos de temas importantes.

Protesta por derechos humanos en México

Trata de personas: negocio impune 

Detrás de muchas desapariciones se encuentra el delito de trata de personas, un flagelo que opera bajo la sombra de la corrupción, la impunidad y la coalición entre autoridades y redes criminales. Una obra delincuencial 100% realizada en México, con manos mexicanas e ingenio mexicano y de la cual el único responsable a nivel nacional ha sido el Gobierno, que en cohabitad con el crimen organizado aprovechan la impunidad  del país, siendo este origen,  territorio de tránsito y destino de víctimas de trata, especialmente mujeres, adolescentes y migrantes. A pesar de que existen leyes e instituciones destinadas a combatir este crimen, los resultados han sido insuficientes, en parte por la falta de presupuesto, capacitación y, sobre todo, voluntad para enfrentar a los grupos que se benefician de este delito.

El diagnóstico es antiguo; organizaciones como la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito(UNODC) y Human Rights Watch han advertido desde hace más de una década sobre la expansión de la trata en México. No obstante, el fenómeno no solo persiste, sino que se ha sofisticado, alimentando por debilidad institucional y la falta de consecuencias para los perpetradores, en pocas palabras corrupción a la máxima potencia.

La responsabilidad del Estado

La desaparición de personas no es un daño colateral del crimen organizado; es una consecuencia directa de la negligencia del Estado. En muchos casos, hay participación activa o pasiva de funcionarios públicos, ya sea por acción directa, encubrimiento o desinterés. Esta situación convierte al fenómeno en una responsabilidad estatal. 

La apatía de los funcionarios para resolverlo debe tener consecuencias legales y legislativas, el desinterés de los presidentes mexicanos, incluyendo la presidencia actual, es evidente en la falta de mecanismos efectivos de búsqueda, la ausencia de políticas integrales y la criminalización de las familias que exigen justicia. Las comisiones de búsqueda trabajan con recursos limitados, enfrentan obstáculos burocráticos y, en no pocos casos, amenazas directas, y por parte del Gobierno no existen grupos especializados estrictamente en buscar desaparecidos ¿los Gobiernos son cómplices de la no acción o es falta de presupuesto? 

Personas junto a arbustos en campo abierto

La desaparición de personas y la trata en México son crímenes que no pueden explicarse únicamente por el accionar de organizaciones delictivas. Son problemas estructurales alimentados por la indiferencia del poder político, la corrupción institucional y una sociedad que ha sido acostumbrada a convivir con el horror, en pocas palabras muchos jovenes lo han normalizado, pero sobre este tema hablaremos mas adelante…

Las y los desaparecidos no son solo una cifra, tienen nombre, rostro, familias que los buscan, y un Estado que esta fallando en su responsabilidad más básica: proteger la vida y la dignidad de sus ciudadanos.

El silencio no puede seguir siendo la respuesta ningún Gobierno reciente ha tomado este tema como prioridad, mientras tanto periodistas independientes, voces que buscan solución abordan el tema, simplemente para que no se empolve como los miles de archivos judiciales; hablarlo, pronunciarlo es parte de una acción ciudadana. La comparación con escenarios de guerra no busca minimizar otras tragedias, sino evidenciar la dimensión del colapso humanitario que México enfrenta dentro de sus propias fronteras, las madres buscadoras escavan con sus propias manos y sus propios recursos para encontrar a sus hijos en fosas clandestinas. Un colapso que no necesita un grupo político-religioso-terrorista para cobrarse vidas, incluidas las de los familiares que buscan a los suyos… y me atrevo a preguntar, ¿por qué no se miran a las madres palestinas buscando los cuerpos de sus hijos debajo de los escombros? ¿por qué en ningún video viral que se miran a diario, se observa la queja por el olor a muerte, tan característico y quienes han vivido en escenarios de catástrofe reconocen muy bien? y a este punto, los mexicanos quieren encontrar a sus desaparecidos, mientras los gazaties se conforman con repartir a los medios de comunicación cifras, que probablemente no existen.

Personas abrazándose frente a carteles de desaparecidos.

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