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domingo, agosto 3, 2025
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Bomberos Retiran Lona de Hazte Oír contra Sánchez en el Congreso

El 19 de mayo de 2025, los bomberos del Ayuntamiento de Madrid retiraron una lona de la organización ultraconservadora Hazte Oír colgada frente al Congreso de los Diputados, que acusaba al presidente Pedro Sánchez de “traidor” y pedía su dimisión por supuestos casos de corrupción y su gestión de la inmigración. La pancarta, de 180 metros cuadrados, fue instalada sin permiso en un edificio en obras en la Carrera de San Jerónimo, violando la ordenanza municipal de publicidad. Este incidente, que generó revuelo en redes sociales, refleja la polarización política en España y el uso de la vía pública como escenario de propaganda. Mientras el Gobierno y sus servicios municipales actúan con rapidez ante mensajes críticos, la sociedad permanece dividida, con sectores cuestionando la libertad de expresión y otros denunciando la provocación de Hazte Oír.

Una Acción Ilegal y Polémica

La lona de Hazte Oír, desplegada a las 7:00 de la mañana, mostraba la imagen de Sánchez junto a frases como “Por mentir, por corromper, por dividir, por traicionar, dimite” y un enlace a una campaña para recoger firmas. Según el presidente de la organización, Ignacio Arsuaga, el mensaje buscaba “despertar a los españoles” ante lo que consideran una gestión “nefasta” del PSOE, citando escándalos como el caso Koldo y las investigaciones sobre Begoña Gómez, esposa de Sánchez. Sin embargo, la acción carecía de autorización municipal, incumpliendo la Ordenanza Reguladora de Publicidad Exterior de Madrid, que exige permisos para pancartas visibles en espacios públicos.

Los bomberos, alertados por la Policía Municipal, intervinieron a las 22:00 para retirar la lona, que colgaba de un andamio en un edificio en rehabilitación, propiedad de un fondo de inversión. La operación, que requirió cortar el tráfico en la Carrera de San Jerónimo, duró menos de una hora. El Ayuntamiento, liderado por José Luis Martínez-Almeida (PP), justificó la retirada por motivos de seguridad y legalidad, iniciando un expediente sancionador contra Hazte Oír por una infracción que puede acarrear multas de hasta 3.000 euros. En X, Arsuaga denunció “censura” por parte de un “Gobierno débil”, mientras usuarios como @VOX_Congreso apoyaron la lona como un ejercicio de libertad de expresión, y otros, como @PSOE, la calificaron de “ataque antidemocrático”.

La rapidez de la intervención contrasta con la permisividad hacia otras pancartas políticas en Madrid, como las de apoyo a causas progresistas, lo que ha avivado acusaciones de doble rasero. Hazte Oír, conocida por campañas polémicas como el autobús transfóbico de 2017, explota estas tensiones para ganar visibilidad, pero su acción ilegal pone en entredicho su narrativa de victimismo.

Polarización y Libertad de Expresión

El incidente refleja la creciente polarización en España, donde el espacio público se ha convertido en un campo de batalla ideológico. Hazte Oír, con un historial de acciones provocadoras, utiliza tácticas sensacionalistas para captar atención, apelando a sectores conservadores desencantados con el Gobierno. La lona, que vincula a Sánchez con corrupción y traición, se enmarca en un contexto de tensión política: el caso Koldo, que implica presuntas irregularidades en contratos de mascarillas, y las investigaciones sobre Gómez por tráfico de influencias han debilitado al PSOE, con un 28% de aprobación según el CIS de abril de 2025. Sin embargo, la acción de Hazte Oír no ofrece crítica constructiva, sino un ataque personal que alimenta la crispación.

La retirada de la lona ha reavivado el debate sobre la libertad de expresión. En X, algunos usuarios defienden el derecho de Hazte Oír a expresarse, citando casos como las pancartas de Podemos en 2019, que no fueron retiradas pese a carecer de permisos. Otros argumentan que la ilegalidad justifica la intervención, pero critican la selectividad de las autoridades. La Ley Orgánica 9/1983 protege la libertad de expresión, pero la ordenanza municipal prioriza la seguridad y el orden público, un equilibrio delicado en un país donde el 62% de los ciudadanos percibe una polarización “muy alta”, según el CIS.

El Gobierno, por su parte, ha capitalizado el incidente para presentarse como víctima de una derecha radical. La ministra de Igualdad, Ana Redondo, condenó la lona como un “intento de desestabilización”, mientras el PP, aliado ocasional de Vox, mantuvo silencio, atrapado entre su oposición a Sánchez y su rechazo a las tácticas de Hazte Oír. Esta división beneficia al PSOE, que desvía la atención de sus escándalos hacia la “amenaza ultra”, pero no aborda el descontento social subyacente.

Para quienes afirman que la derecha de este país actúa de manera similar, cabe aclarar que la pancarta en cuestión, a la que muchos hacen referencia en la plataforma X, fue colocada durante el periodo electoral y retirada por orden de la Junta Electoral. El motivo fue su claro carácter partidista, ya que buscaba influir en la opinión pública.

Cartel en edificio con mensaje reivindicativo.
Cartel sobre falta de explicaciones en residencias

Un Sistema que Silencia y Divide

La retirada de la lona pone en evidencia un sistema donde las instituciones actúan con rapidez ante mensajes incómodos, pero no resuelven las tensiones de fondo. La polarización, alimentada por acciones como la de Hazte Oír y las respuestas del Gobierno, erosiona el debate público, reduciéndolo a gestos simbólicos. La libertad de expresión, un pilar democrático, está limitada por regulaciones que, aunque necesarias, pueden aplicarse de forma selectiva, generando desconfianza. El 48% de los españoles, según el CIS, cree que la censura es un problema creciente, un sentimiento que Hazte Oír explota para su narrativa.

La solución no pasa por pancartas ilegales ni por sanciones exprés, sino por un diálogo que canalice el descontento sin caer en la provocación. Mientras el Gobierno y sus críticos se enzarzan en batallas mediáticas, la sociedad pierde: los problemas reales, desde la corrupción hasta la inmigración, quedan sin respuesta. Hazte Oír, con su lona, no busca debatir, sino polarizar; el Gobierno, con su reacción, no busca unir, sino desviar. En este juego, los ciudadanos son los únicos perjudicados.

Pancartas que dividen, instituciones que silencian: España pierde el rumbo 🏛️.

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