El 21 de mayo de 2025, Aena, la gestora del Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, puso en marcha controles de acceso nocturnos en las terminales para restringir la entrada de personas sin hogar, que han convertido el aeropuerto en un refugio improvisado. Desde las 21:00 hasta las 05:00, solo se permite el acceso a pasajeros con billete o tarjeta de embarque, sus acompañantes y trabajadores, dejando a cientos de personas sin hogar fuera de las instalaciones. Esta medida, respaldada por un informe de la Abogacía del Estado, responde a la crisis de aproximadamente 421 personas sin hogar que pernoctan en Barajas, según Cáritas, pero ha generado críticas por su carácter “cosmético” y la falta de soluciones habitacionales dignas. En un contexto de tensiones políticas y acusaciones cruzadas entre Aena, el Ayuntamiento de Madrid y el Gobierno central, la medida expone la incapacidad de las administraciones para abordar una problemática humanitaria que afecta a una infraestructura crítica.
Controles Nocturnos: Una Respuesta Parcial a una Crisis Compleja
Aena comenzó los controles el miércoles 21 de mayo a las 21:00, cerrando la mayoría de los accesos a las terminales 1, 2, 3 y 4, y dejando abiertas puertas específicas, como la puerta 8 en la T4, vigiladas por unos 20 guardias de seguridad. Los vigilantes exigen documentación (billete o tarjeta de embarque) y, en caso de negativa, alertan a la Policía Nacional, según UGT. El presidente de Aena, Maurici Lucena, justificó la medida como un intento de evitar que la situación “empeore”, instando al Ayuntamiento de Madrid, liderado por José Luis Martínez-Almeida, a asumir su responsabilidad en la atención a las personas sin hogar. Un informe de la Abogacía del Estado avala estos controles, que no implican un desalojo directo, pero dificultan la permanencia nocturna en el aeropuerto.
La crisis de las personas sin hogar en Barajas no es nueva. Cáritas cifró en 421 las personas que pernoctan en la T4, un número que creció tras el fin de las campañas municipales contra el frío en 2025. Aena ha implementado medidas previas, como fumigaciones, retirada de bancos, climatización fría nocturna y eliminación de enchufes, además de prohibir a ONG como Cáritas repartir comida, alegando un “efecto llamada”. Estas acciones, denunciadas por organizaciones sociales, buscan presionar a las personas sin hogar para que abandonen el aeropuerto, pero no ofrecen alternativas habitacionales. En X, @telediario_tve informó sobre los controles, mientras @publico_es destacó la “dejación de funciones” de Almeida, según Aena, reflejando el cruce de acusaciones.
El sindicato Alternativa Sindical Aena/Enaire (Asae) calificó los controles de “cosmética”, argumentando que muchas personas sin hogar ya residen en el aeropuerto y no salen, o ingresan antes de las 21:00, burlando las restricciones. Antonio Llarena, de Asae, señaló que las puertas sin vigilancia permiten entradas no controladas, y el verdadero problema es la falta de una solución habitacional digna. UGT y Asae coinciden en que Barajas, una infraestructura crítica que mueve 60 millones de pasajeros al año, no es un lugar adecuado para vivir, pero critican la ausencia de un plan conjunto entre Aena, el Ayuntamiento y el Gobierno central.
Una Batalla Política que Agrava la Crisis Humanitaria
La situación en Barajas ha desatado un conflicto político. Aena, dependiente del Ministerio de Transportes, acusa al Ayuntamiento de Madrid de “dejación de funciones”, mientras Almeida exige un censo detallado de las personas sin hogar y critica al Gobierno de Pedro Sánchez por desentenderse. La portavoz del PSOE, Reyes Maroto, calificó el aeropuerto como “una infraestructura crítica, no un albergue”, urgiendo recursos conjuntos. Isabel Díaz Ayuso, presidenta regional, acusó a Sánchez de ignorar el problema, mientras el delegado del Gobierno, Francisco Martín, afirmó que el 50% de las personas sin hogar están empadronadas en Madrid, un dato cuestionado por el Ayuntamiento como poco fiable. Este cruce de reproches, amplificado en X por @elmundoes y @ZaidaCantera, deja a las personas sin hogar como rehenes de una disputa administrativa.
La falta de coordinación es evidente. El Ayuntamiento, competente en servicios sociales, asegura que ha atendido a 94 personas, pero sus albergues están saturados, con solo 2.500 plazas para una población sin hogar estimada en 4.000 en Madrid. La Comunidad de Madrid propone usar el hospital Isabel Zendal como refugio temporal, pero el Gobierno central, a través de los ministerios de Interior e Inclusión, no ha aclarado su rol en la atención a posibles solicitantes de asilo en Barajas. Aena, por su parte, ha actualizado su reglamento interno el 21 de mayo, explicitando su derecho a controles, cierres y desalojos, y prohibiendo actividades como la mendicidad o la estancia prolongada injustificada, medidas que refuerzan su postura de “tolerancia cero” pero no resuelven el problema de fondo.
Trabajadores y sindicatos denuncian condiciones insostenibles. La T4, descrita como “el Bronx” por empleados, enfrenta problemas de seguridad, salubridad y vandalismo, con incidentes como baños destrozados y plagas de insectos. El sindicato Asae reportó casos de violencia y consumo de drogas, mientras trabajadores temen represalias al denunciar. En X, @cakealatake calificó la situación de “vergüenza”, acusando a Sánchez y Aena de usar a las personas sin hogar en una “batalla política”. Estas tensiones, combinadas con la presión de aerolíneas como Emirates por la imagen del aeropuerto, han forzado a Aena a actuar, aunque sin un plan social claro.
Hacia una Solución Digna y Sostenible
Los controles de Aena son un parche que no aborda la raíz de la crisis: la falta de vivienda asequible y recursos sociales en Madrid. La ciudad, con un alquiler medio de 1.200 euros según Idealista, expulsa a los más vulnerables, y el aeropuerto, abierto 24 horas, se ha convertido en un refugio por defecto. La experiencia de El Prat, donde Aena desalojó a personas sin hogar en 2024 con apoyo de servicios sociales, demuestra que soluciones coordinadas son posibles, pero en Barajas la desidia política prevalece. El 62% de los madrileños, según el CIS, considera la vivienda su principal preocupación, y la crisis de Barajas es un síntoma de este problema estructural.
Pero no nos olvidemos que estas personas necesitan a alguien de la mano para que las guíen, desviar la atención echándole la culpa a la falta de vivienda, no hace que esta gente deje de vivir en la calle.
Falta devolverles la dignidad y eso se hace con oportunidades y trabajo.
Resolver esta situación requiere un acuerdo urgente entre Aena, el Ayuntamiento, la Comunidad y el Gobierno central. Crear albergues específicos, aumentar las plazas de acogida y ofrecer atención integral a las personas sin hogar, incluyendo salud mental y adicciones, es fundamental. Aena debe garantizar la seguridad de Barajas sin criminalizar a los vulnerables, mientras las administraciones deben dejar de culparse y actuar. La sociedad, indignada por la imagen de un aeropuerto convertido en “asentamiento marginal”, exige soluciones que respeten la dignidad humana y la funcionalidad de una infraestructura clave.
Barajas no es un hogar, pero sin soluciones dignas, seguirá siéndolo 🛫