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Sánchez Rechaza el 5% de Gasto Militar: Tensión con Trump y la OTAN

El 19 de junio de 2025, Pedro Sánchez, presidente del Gobierno español, envió una carta al secretario general de la OTAN, Mark Rutte, rechazando el aumento del gasto militar al 5% del PIB exigido por Donald Trump para 2032. Sánchez calificó la propuesta de “irracional y contraproducente”, argumentando que comprometería el estado del bienestar, elevaría impuestos a la clase media y desviaría fondos de prioridades como la transición ecológica. España, que alcanzará el 2% del PIB en defensa en 2025 tras un aumento de 10.500 millones de euros, lidera la oposición a este objetivo en la OTAN, respaldada por países como Italia, Canadá y Luxemburgo. La Casa Blanca, a través de su portavoz Karoline Leavitt, respondió con firmeza: “Trump quiere que todos cumplan”. Con la cumbre de La Haya del 24 y 25 de junio acercándose, esta negativa abre un escenario de tensión geopolítica y doméstica, agravado por el escándalo de corrupción del PSOE que debilita a Sánchez. El pulso con Trump plantea riesgos para la posición de España en la OTAN y su relación con EE.UU.

Una Posición Firme contra el 5%

La carta de Sánchez a Rutte, enviada en respuesta a un borrador de la OTAN que proponía elevar el gasto militar al 5% del PIB (3,5% en defensa pura y 1,5% en ciberseguridad e infraestructuras), expone tres razones clave para el rechazo. Primero, España sostiene que puede cumplir los objetivos de capacidades de la OTAN con el actual 2% del PIB, alcanzado en 2025 con un presupuesto de 27.000 millones de euros. Segundo, un aumento al 5%, que implicaría 80.000 millones anuales, generaría presiones inflacionarias, más deuda y menos inversión en sectores estratégicos. Tercero, sería incompatible con el estado del bienestar, forzando recortes en sanidad, educación o pensiones, o subidas fiscales que afectarían a la clase media.

Sánchez propone dos alternativas: incluir en la declaración de La Haya una fórmula flexible que haga el 5% opcional, respetando la soberanía de cada aliado, o eximir a España de este compromiso, como se ha hecho con otros países en el pasado. La postura refleja la presión doméstica, ya que socios de coalición como Sumar, ERC y Bildu rechazan incrementos militares, especialmente tras el escándalo de Santos Cerdán, que ha erosionado la confianza en el PSOE. En X, usuarios han aplaudido la resistencia de Sánchez, pero otros lo acusan de usar la OTAN para desviar la atención de la corrupción interna. La carta, un gesto audaz, arriesga aislar a España en una cumbre donde el consenso es clave.

La oposición de España no está sola. Italia, con una deuda del 138% del PIB, Canadá, Reino Unido y Luxemburgo han expresado reticencias al 5%, proponiendo extender el plazo hasta 2035. Sin embargo, la presión de Trump, que ha amenazado con reducir el compromiso de EE.UU. en la OTAN si los aliados no cumplen, complica las negociaciones. Rutte, alineado con Trump, insiste en que el 5% es necesario para enfrentar amenazas como Rusia, cuya invasión de Ucrania en 2022 revitalizó la alianza. España, cuarto país en incremento medio anual de gasto militar en la OTAN, argumenta que su contribución en misiones internacionales y bases como Rota compensa su menor inversión.

El Contexto Político: Entre Trump y la Crisis Interna

La negativa de Sánchez llega en un momento delicado. El escándalo de corrupción del caso Cerdán, con grabaciones de la UCO que implican mordidas de 620.000 euros, ha debilitado al Gobierno. La dimisión de Santos Cerdán como número tres del PSOE y su entrega del acta de diputado el 19 de junio han intensificado la presión sobre Sánchez, que necesita mantener el apoyo de sus socios de investidura. Incrementar el gasto militar al 5% alienaría a partidos como Podemos y Bildu, que ven en la OTAN una herramienta de los intereses estadounidenses. La carta a Rutte, por tanto, es también un cálculo político para reforzar la cohesión interna.

Trump, por su parte, no cede. Su secretario de Defensa, Pete Hegseth, y el embajador ante la OTAN, Matthew Whitaker, han reiterado que el 5% es una “línea roja”. La Casa Blanca, a través de Leavitt, subrayó que los contribuyentes estadounidenses, que financian el 70% del presupuesto de la OTAN, exigen equidad. La amenaza de retirar tropas de bases como Rota, aunque desmentida por Rutte, planea sobre las negociaciones. En X, usuarios han criticado la “sumisión” de Europa a Trump, mientras otros ven en Sánchez un intento de ganar tiempo frente a un aliado impredecible. La cumbre de La Haya, reducida a una jornada para evitar tensiones como las del G7, será un test crucial para la diplomacia española.

La relación con EE.UU. no se limita a la OTAN. Las tensiones comerciales, con aranceles del 54% impuestos por Trump, y las diferencias sobre Gaza y Ucrania añaden complejidad. España, que busca un acuerdo comercial con la UE para mitigar los aranceles, necesita mantener un equilibrio entre su autonomía y la alianza transatlántica. La negativa al 5% podría interpretarse como un desafío directo a Trump, arriesgando represalias económicas o diplomáticas, aunque fuentes gubernamentales aseguran que no temen sanciones, confiando en el principio de consenso de la OTAN.

Si aumentar al 5% habria recortes, porque con el 2% no los ha habido, ¿De donde sale el dinero?

Los Riesgos de la Transición Militar

El debate sobre el 5% no es solo financiero; es estratégico. La OTAN busca un rearme masivo ante la amenaza rusa, con un aumento del 30% en capacidades exigido por Rutte. Sin embargo, países como Alemania, que planea un 3% para 2034, o Francia, con recortes de 50.000 millones, enfrentan limitaciones económicas. España, con una deuda pública del 103,5% del PIB en 2025, proyectada al 181% en 2070 por la AIReF, no puede asumir un gasto militar de 80.000 millones sin comprometer su estabilidad. La Autoridad Fiscal calcula que cada 0,5 puntos adicionales en defensa requiere un ajuste fiscal de 0,13 puntos del PIB, unos 1.800 millones de euros, un esfuerzo inviable sin recortes sociales.

La propuesta de Sánchez de incluir ciberseguridad o protección de fronteras en el gasto militar, rechazada por Rutte en abril de 2025, buscaba flexibilizar las métricas. La OTAN, sin embargo, mantiene una definición estricta de gasto en defensa, limitando la maniobra española. La dependencia de EE.UU., que vende el 60% del armamento aliado, refuerza la presión de Trump, quien critica el plan de rearme europeo “made in EU”. España, con 3.000 efectivos en misiones internacionales y bases estratégicas, argumenta que su contribución no se mide solo en porcentaje, pero esta narrativa choca con la visión cuantitativa de Washington.

La sociedad española, con un 23% de hogares sin ahorros y un 16% dependiente de ayuda externa, cuestiona el aumento militar. En X, usuarios han destacado la contradicción de priorizar armas sobre sanidad o vivienda, mientras otros defienden la necesidad de una OTAN fuerte ante Rusia. La polarización refleja el dilema de Sánchez: resistir a Trump fortalece su base progresista, pero arriesga su influencia en la alianza. La cumbre de La Haya será decisiva para medir el coste de esta apuesta.

Un Futuro Incierto para España en la OTAN

La negativa de Sánchez al 5% posiciona a España como líder de los países reticentes, pero también como posible chivo expiatorio si la cumbre fracasa. La OTAN, que toma decisiones por consenso, podría optar por una declaración ambigua, permitiendo a países como Polonia o los bálticos alcanzar el 5% mientras España mantiene el 2%. Sin embargo, esta solución no elimina el riesgo de tensiones con EE.UU., que podría presionar a España en otros frentes, como los aranceles o la cooperación militar. La base de Rota, clave para la OTAN, es un punto de negociación sensible.

El Gobierno español debe navegar un equilibrio delicado. Mantener el rechazo al 5% refuerza su compromiso con el estado del bienestar, pero requiere una diplomacia hábil para evitar el aislamiento. La propuesta de un objetivo opcional, respaldada por aliados como Italia, podría ganar tracción, pero depende de la voluntad de Rutte, apodado “susurrador de Trump” por su capacidad de calmar al presidente estadounidense. La sociedad, agotada por la crisis económica y los escándalos políticos, exige que Sánchez priorice sus necesidades internas sin comprometer la seguridad global.

España necesita un plan claro para reforzar su posición en la OTAN sin ceder a demandas insostenibles. La cumbre de La Haya será un punto de inflexión, no solo para el gasto militar, sino para la relación transatlántica en un mundo marcado por la incertidumbre. Sánchez, en su mayor momento de debilidad, apuesta por una postura valiente, pero el precio de desafiar a Trump podría ser alto.

Sánchez dice no a Trump, pero ¿quién paga el coste de este pulso? 🌍

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