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miércoles, junio 18, 2025
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Pedro Sánchez y el Caso Koldo: Una Vergüenza que No Es Solo del PSOE

“Esto no va de mí, va de un proyecto que está haciendo que España funcione”, afirmó Pedro Sánchez el 12 de junio de 2025, en una comparecencia desde Ferraz tras la dimisión de Santos Cerdán, su mano derecha en el PSOE, implicado en el escándalo de mordidas del caso Koldo. Con la cabeza gacha, pidió perdón a los españoles por la “decepción” causada por Cerdán, Koldo García y José Luis Ábalos, pero su maniobra para limitar el daño al partido, desvinculándose como presidente, es un ejercicio de cinismo político. El informe de la UCO, que detalla 620.000 euros en comisiones ilegales gestionadas por Cerdán, evidencia una trama que trasciende el PSOE y salpica al Gobierno. Sánchez, al anunciar una auditoría externa de las cuentas del partido, finge que el dinero sucio es un problema interno, ignorando que las mordidas se originaron en contratos públicos. Este artículo critica la manipulación de Sánchez, la complicidad de periodistas complacientes y la arrogancia de un presidente que, lejos de asumir responsabilidades, se aferra al poder hasta 2027, mientras sus aliados empiezan a abandonarlo.

Una Trama que No Es Solo del PSOE

El informe de la UCO, entregado al Tribunal Supremo el 5 de junio de 2025, destapa una red de corrupción en la que Cerdán, Ábalos y Koldo gestionaron 620.000 euros en mordidas de constructoras como Acciona, con 450.000 euros aún pendientes, según grabaciones de Koldo entre 2019 y 2023. Estas comisiones, ligadas a adjudicaciones fraudulentas de obra pública, no son un problema “del partido”, como Sánchez insiste, sino una cuestión de Estado. Los contratos, gestionados desde el Ministerio de Transportes (2018-2021), involucran fondos públicos, incluidos 637 millones de euros de la UE. Si Sánchez cree que “esto no va de él”, debería dimitir al menos como líder del PSOE, reconociendo su fracaso como garante de la ética de su partido. Pero no lo hará, ni como presidente, porque su estrategia es clara: desvincular el Gobierno de la “vergüenza” que, según él, es solo socialista.

La dimisión de Cerdán, que hoy entrega su acta de diputado, y la comparecencia de Sánchez son cortinas de humo. En X, usuarios como @kalamdraka ironizan: “Sánchez pide perdón por Cerdán, pero no por nombrarlo”. La auditoría externa, anunciada con solemnidad, es un gesto vacío: el dinero de las mordidas no pasó por las cuentas del PSOE, sino por manos de sus cargos de confianza. Sánchez, que en 2014 ganó las primarias con el apoyo de Cerdán, acusado de amañarlas, no puede fingir sorpresa. Su silencio sobre el origen de los fondos y su negativa a asumir responsabilidad política revelan que su prioridad es salvar su imagen, no limpiar la corrupción que floreció bajo su liderazgo.

Periodistas Complacientes y Preguntas de Mantequilla

La rueda de prensa de Sánchez, limitada a cinco preguntas, fue un espectáculo de manipulación. Los periodistas, en lugar de presionar sobre el origen de los 620.000 euros o la implicación de otros cargos, lanzaron cuestiones suaves que permitieron al presidente pasar del arrepentimiento inicial a la autocomplacencia. Ninguno preguntó por las grabaciones donde Cerdán y Koldo discuten pagos de Acciona o por qué el Gobierno no detectó estas irregularidades. En X, @Mamipunky lamentó: “Cinco preguntas y ni una sobre el dinero. ¿Dónde está el periodismo?”. Esta complacencia contrasta con la agresividad de los medios afines al PSOE contra jueces y fiscales en casos como el de Begoña Gómez, donde Sánchez acusó de “lawfare” a quienes investigan.

Al final, Sánchez, envalentonado por las preguntas tibias, derivó hacia su narrativa habitual: atacar al PP por “bulos” y presumir de los logros de su “proyecto”. Este descaro, tras pedir perdón por un escándalo que sacude su partido, es un insulto a los ciudadanos. Los periodistas, en lugar de ser el cuarto poder, actuaron como palmeros, permitiendo que Sánchez esquivara la pregunta clave: si el dinero no es del PSOE, ¿de dónde salió y por qué su Gobierno no lo frenó? La prensa, que debería exigir transparencia, se plegó a un guion que protege al presidente mientras la sociedad exige respuestas.

Del Desprestigio al Arrepentimiento Táctico

Sánchez y su entorno han pasado años desprestigiando a jueces, fiscales y fuerzas de seguridad cuando las investigaciones apuntaban a su círculo. Desde el caso Koldo, iniciado en 2024, el Gobierno acusó a la UCO de filtraciones y cuestionó la imparcialidad del Tribunal Supremo. En 2023, Sánchez defendió a Ábalos como “un gran ministro”, y en febrero de 2025, María Jesús Montero puso “la mano en el fuego” por Cerdán. Ahora, con las grabaciones de Koldo exponiendo la trama, Sánchez pide perdón, pero su arrepentimiento es táctico. En X, @ZefierZ resume el sentir: “Primero atacan a la UCO, luego piden perdón cuando no queda otra”. Este doble rasero, que demoniza a los investigadores y luego se victimiza, erosiona la confianza en las instituciones.

El Gobierno, que acusó a la oposición de “golpismo” por cuestionar su gestión, ahora enfrenta la incoherencia de sus socios. Sumar, Bildu y ERC, antes palmeros incondicionales, exigen “resetear” la legislatura o explicaciones, según Ione Belarra y Gabriel Rufián en X. Como ratas que abandonan el barco, estos aliados, conscientes del daño electoral del caso Koldo, piden la cabeza de Sánchez o medidas drásticas. Esta hipocresía, tras años respaldando al PSOE, refleja un cálculo político: salvar su imagen mientras el escándalo amenaza con hundir la coalición. Sánchez, sin embargo, se aferra al poder, declarando que “no habrá elecciones hasta 2027”, un desafío que recuerda al “no voy a dimitir” de Rubiales.

Un Presidente que Se Crece en la Impunidad

El arco de la comparecencia de Sánchez es revelador: comenzó cabizbajo, pidiendo perdón por Cerdán, su “amigo” de confianza, y terminó desafiante, hablando de bulos y del PP. Este cambio, impulsado por la falta de presión periodística, muestra su habilidad para transformar una crisis en una oportunidad de victimismo. Sánchez insiste en que el caso Koldo es un problema del PSOE, no del Gobierno, pero los contratos públicos implicados, como los túneles de Belate en Navarra, demuestran lo contrario. Su negativa a dimitir, ni como líder del partido ni como presidente, y su chulería al final de la rueda de prensa, proyectan una imagen de impunidad que indigna a la sociedad.

La auditoría externa, presentada como un acto de transparencia, es una maniobra para desviar la atención. El dinero de las mordidas, gestionado por Cerdán para Ábalos y Koldo, no aparece en las cuentas del PSOE, sino en tramas de constructoras con fondos públicos. Sánchez, que nombró a Ábalos y Cerdán, no puede eludir su responsabilidad. En X, @NunezFeijoo sentencia: “Empezaron robando primarias y no pararon”. La sociedad, harta de excusas, exige que Sánchez asuma las consecuencias de un escándalo que no es solo del PSOE, sino de un Gobierno que ha perdido la legitimidad moral para seguir hasta 2027.

Sánchez pide perdón, pero su “proyecto” huele a corrupción y excusas 🥀.

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