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La Mitad de las Personas Sin Hogar en España Son Extranjeras: Una Crisis Silenciosa

La crisis de las personas sin hogar en España ha alcanzado un punto crítico, con un 49,9% de ellas siendo de origen extranjero, según un informe publicado el 5 de junio de 2025. Este porcentaje, que puede llegar al 83% entre los menores de 30 años, refleja una realidad marcada por la exclusión residencial, el aumento del precio de los alquileres y la falta de políticas efectivas. La situación en el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, donde más de 400 personas pernoctan, ha puesto el foco en un problema que afecta a 28.552 personas, aunque algunas organizaciones estiman que la cifra real supera las 42.000. Esta situación expone las grietas de un sistema incapaz de garantizar un derecho básico como la vivienda, en un país donde la inmigración y la desigualdad chocan de frente.

Un Perfil Cambiante y Vulnerado

El tradicional estereotipo de la persona sin hogar—un hombre mayor con adicciones—ha quedado atrás. Hoy, la mitad de las personas sin hogar tienen menos de 45 años, y un 49,9% son extranjeras, procedentes principalmente de África (53%), América Latina (26%) y Europa del Este o la UE (17%). Entre los menores de 30 años, el porcentaje de extranjeros asciende al 83%, un dato alarmante que evidencia cómo los jóvenes inmigrantes son especialmente vulnerables. El informe del Observatorio del Alquiler de la Fundación Alquiler Seguro y la Universidad Rey Juan Carlos señala que muchos de estos inmigrantes están en situación administrativa irregular, lo que los empuja a condiciones de explotación severas, como el trabajo doméstico para mujeres sin papeles.

La exclusión residencial no se limita a quienes duermen en la calle. Afecta a 8,5 millones de personas, un 18% de la población, incluyendo a quienes viven en viviendas inseguras o inadecuadas. De las 28.552 personas sin hogar identificadas por el INE en 2022, 7.277 están en situación de calle, 11.498 en albergues y 9.778 en pisos temporales. Sin embargo, organizaciones como Cáritas y Hogar Sí elevan esta cifra a entre 37.000 y 42.300, destacando que las estadísticas oficiales no incluyen a quienes no acuden a centros asistenciales. Además, un 40% lleva más de tres años sin hogar, y un 11% tiene estudios superiores, rompiendo con la idea de que este problema afecta solo a personas sin formación.

El aumento de los alquileres agrava la situación. En Madrid, los precios han subido un 40% en los últimos cinco años, según datos del Banco de España, dejando a muchas familias sin capacidad para pagar una vivienda. En Barajas, los testimonios de las más de 400 personas que pernoctan reflejan esta realidad: inmigrantes que, tras llegar a España, no pueden costear un techo y terminan en el aeropuerto, un lugar que se ha convertido en un símbolo de la exclusión residencial. Mientras, el 88,7% de las personas sin hogar están solteras y no conviven con sus hijos, lo que refleja una ruptura de las redes familiares que podrían servir de apoyo.

Las Raíces de una Crisis Estructural

La crisis de las personas sin hogar tiene raíces profundas en la falta de vivienda asequible y las políticas migratorias. España cuenta con una dotación limitada de viviendas públicas: solo el 2,5% del parque residencial es de alquiler social, frente al 9% de la media europea, según Eurostat. Esto dificulta el acceso a una vivienda digna para los más vulnerables, especialmente para los inmigrantes, que enfrentan barreras adicionales como la irregularidad administrativa. El 54,1% de los extranjeros sin hogar señala que su situación se debe a tener que “empezar de cero” tras migrar, un dato que contrasta con el 26,7% de los españoles, que atribuyen su sinhogarismo a la pérdida de empleo.

El Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 ha promovido iniciativas como los Recuentos Nocturnos de 2023, que revelan que un 58% de las personas sin hogar son extranjeras y que la mitad tiene entre 30 y 54 años. Sin embargo, estas cifras no se traducen en soluciones efectivas. La Estrategia Nacional contra el Sinhogarismo 2023-2030 promete reducir a la mitad las personas en situación de calle para 2028, pero el aumento del 49,6% en plazas de albergues desde 2006 no ha disminuido el problema, lo que sugiere que el sistema actual—centrado en soluciones temporales—es insuficiente. Además, el 50,3% de las personas sin hogar ha sufrido agresiones o delitos de odio, según el Observatorio HATENTO, un dato que subraya la vulnerabilidad extrema de este colectivo.

La inmigración, un factor clave, está transformando la demografía española. Un estudio de Alejandro Macarrón prevé que, si las tendencias migratorias y de natalidad continúan, los españoles autóctonos serán minoría en 2045. Desde 2018, la población extranjera ha crecido en 2,7 millones, mientras los nacidos en España han disminuido en 621.466. Aunque la inmigración aporta dinamismo económico—el 12% de la población extranjera genera el 15% del PIB, según la OCDE—, también genera tensiones. Partidos como Vox, que el día anterior propuso prohibir la Fiesta del Cordero, capitalizan este malestar con discursos que estigmatizan a los inmigrantes, ignorando que muchos de ellos terminan sin hogar precisamente por la falta de apoyo institucional.

Hacia Soluciones Integrales y Humanas

España necesita un enfoque más humano y estructural para abordar el sinhogarismo. El informe del Observatorio del Alquiler propone el alquiler residencial como una “palanca flexible” para garantizar el acceso a la vivienda, pero esto requiere una inversión masiva en vivienda pública y una regulación efectiva del mercado. Comparado con países como Alemania, donde el 20% del parque residencial es de alquiler social, España está rezagada. Además, se deben crear itinerarios de inclusión que combinen empleo, formación y sanidad: en 2023, la Asociación Realidades logró que el 52% de las personas sin hogar que atendió encontrara empleo, mostrando que un enfoque integral puede funcionar.

La sociedad española también debe cambiar su mirada. El 58% apoya la integración de inmigrantes, según el CIS, pero el 40% ve tensiones culturales, un caldo de cultivo para la intolerancia. Iniciativas como la red de comerciantes en París, que ofrece servicios básicos a personas sin hogar, podrían replicarse en España para fomentar la solidaridad. Sin embargo, el sinhogarismo no se resolverá sin políticas que ataquen las causas: el déficit de vivienda, la precariedad laboral y las barreras migratorias. Mientras tanto, las personas sin hogar, especialmente los inmigrantes jóvenes, siguen siendo invisibles en aeropuertos y calles, víctimas de un sistema que les da la espalda.

La mitad de los sin hogar son extranjeros: España debe construir puentes, no muros 🏠.

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