El mercado laboral español ha iniciado 2025 con un revés significativo, según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) publicada el 28 de abril de 2025 por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Entre enero y marzo, el número de parados aumentó en 193.700 personas, un 7,4% más que en el último trimestre de 2024, situando el total de desempleados en 2.789.200, la cifra más alta desde el primer trimestre de 2024. Paralelamente, la ocupación se redujo en 92.500 puestos de trabajo, un 0,4% menos, dejando el número de ocupados en 21.765.400. Este incremento del paro es el más pronunciado para un primer trimestre desde 2013, cuando el desempleo creció en 257.200 personas, y refleja un arranque de año complicado para la economía española, marcado por la estacionalidad y desafíos estructurales.
La tasa de desempleo escaló más de siete décimas, alcanzando el 11,36%, un nivel no visto desde el primer trimestre de 2024. Este repunte contrasta con el optimismo del Ministerio de Economía, Comercio y Empresa, dirigido por Carlos Cuerpo, que destacó que, en términos desestacionalizados, el empleo creció en 159.700 personas (+0,73%), superando por primera vez los 22 millones de ocupados. El ministerio subrayó el “dinamismo del mercado laboral” y la creación de empleo más estable en sectores de alto valor añadido, aunque reconoció la “desfavorable estacionalidad” del primer trimestre, un periodo tradicionalmente débil debido al fin de la temporada navideña y la falta de campañas como la Semana Santa, que en 2025 comenzó en abril.
El sector público fue el principal responsable de la pérdida de empleo, con 92.200 puestos destruidos, un dato que ha generado críticas desde la oposición. El Partido Popular (PP) y sectores empresariales han acusado al Gobierno de Pedro Sánchez de maquillar las cifras con contrataciones públicas temporales, como señaló un usuario en X: “A pesar de contratar a miles de funcionarios a nuestra costa, España perdió 92.500 ocupados”. En el sector privado, la destrucción de empleo fue más moderada, aunque los servicios, que concentran la mayor parte de la ocupación, también registraron caídas. Por grupos de edad, el paro juvenil (menores de 25 años) aumentó en 16.000 personas (+3,8%), situando la tasa de desempleo juvenil en un alarmante 26,5%, la más alta desde el tercer trimestre de 2024. Entre los jóvenes de 20 a 24 años, el paro creció en 28.600 personas (+9%), mientras que en el grupo de 16 a 19 años disminuyó en 12.000 (-10,3%).
La población activa creció en 101.200 personas (+0,4%), alcanzando los 24,6 millones, un indicador que el Ministerio de Economía interpreta como una señal de confianza en el mercado laboral. En el último año, el paro se redujo en 188.700 personas (-6,3%) y se crearon 515.400 empleos (+2,4%), lo que refleja una tendencia positiva a medio plazo. Sin embargo, España sigue liderando el paro juvenil en la Unión Europea, con un 25,3% en diciembre de 2024, según Eurostat, superando a países como Suecia (23,4%) y Grecia (21%). Esta situación contrasta con Alemania, donde la tasa de paro juvenil es de apenas el 6,4%, evidenciando los desafíos estructurales del mercado laboral español.
Por género, el desempleo femenino creció más que el masculino, con 31.869 mujeres más en paro en enero (+2,08%) frente a 6.856 hombres (+0,7%), según datos del SEPE. Al cierre del primer trimestre, las mujeres representaban 1.563.431 desempleadas, frente a 1.036.012 hombres. Por comunidades autónomas, Andalucía y Extremadura registraron las tasas de paro más altas, superando el 17%, mientras que Madrid destacó por un mejor desempeño, con una tasa de paro del 9,2% y un aumento de 44.700 ocupados.
El gasto en prestaciones por desempleo también refleja la presión sobre el sistema. En enero de 2025, el SEPE destinó 2.215,27 millones de euros, un 6,5% más que en 2024, con una prestación media bruta de 1.019,8 euros por beneficiario. Pese a ello, el número de beneficiarios (1.808.297) cayó un 5,9% respecto al año anterior, lo que sugiere una mayor rotación en el mercado laboral.
Comparado con otros países, España mantiene la tasa de paro más alta de la UE, doblando la media del 5,7%. En Brasil, por ejemplo, la tasa de desempleo en el primer trimestre de 2024 fue del 7,9%, la más baja para ese periodo desde 2014. A nivel europeo, países como Francia (7,5%) y Portugal (6,8%) muestran mercados laborales más resilientes. En España, la calidad del empleo ha mejorado, con una tasa de temporalidad en mínimos históricos (15,7%) y un aumento del 2,6% en las horas trabajadas, liderado por sectores como transporte (+7,1%), educación (+6,3%) y construcción (+5,4%).
La CEOE ha advertido que la reciente aprobación de la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas, anunciada por Yolanda Díaz, podría agravar la situación para las pymes, que enfrentan costes adicionales de 21.000 a 24.000 millones de euros anuales. Este contexto, combinado con la incertidumbre por la guerra comercial iniciada por Donald Trump, plantea retos para 2025. Bankinter prevé una tasa de paro del 10,6% para 2025, pero advierte que el crecimiento del empleo se ralentizará.
La subida del paro y la pérdida de empleos en el primer trimestre de 2025 han reavivado el debate sobre la eficacia de las políticas laborales del Gobierno. Mientras el Ejecutivo insiste en la fortaleza del mercado laboral, los datos sugieren que la recuperación pospandemia podría estar perdiendo fuelle, dejando a España ante un 2025 lleno de incertidumbre.
¡Sánchez presume de empleo, pero el paro se dispara y los ocupados se esfuman: bienvenidos al ‘milagro’ económico de 2025!