El 18 de junio de 2025, el presidente Javier Milei firmó el Decreto 397/2025, que permite a civiles argentinos adquirir y poseer armas semiautomáticas, como fusiles y carabinas de asalto, derogando una prohibición vigente desde 1995. Esta medida, respaldada por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, establece un “régimen de autorización especial” gestionado por la Agencia Nacional de Materiales Controlados (ANMAC), restringiendo el uso a fines deportivos o lícitos. La decisión, que se suma a la reducción de la edad mínima para portar armas de 21 a 18 años en 2024, ha generado controversia. Mientras el Gobierno defiende el derecho a la legítima defensa, críticos como el abogado Julián Alfie advierten sobre el riesgo de desvío al mercado ilegal y un aumento de la violencia. En un país con 45 millones de habitantes y un millón de usuarios de armas, esta flexibilización plantea un debate crucial sobre seguridad y libertad individual.
Un Cambio Radical en la Política de Armas
El Decreto 397/2025, publicado en el Boletín Oficial, elimina la prohibición establecida en 1995 por el Decreto 64/95, que restringía las armas semiautomáticas de calibre superior al .22 LR al ámbito militar. Ahora, los “legítimos usuarios” pueden solicitar autorización para adquirir fusiles, carabinas y subametralladoras de asalto con cargadores removibles, siempre que acrediten fines deportivos, como tiro práctico, u otros usos lícitos. La ANMAC, con menos de diez inspectores para todo el país, será responsable de supervisar estas autorizaciones, un desafío monumental dado que 260.348 usuarios registrados poseen 739.124 armas, y 479.225 tienen permisos vencidos con 814.608 armas sin control, según datos oficiales.
Esta medida complementa otras iniciativas de Milei, como la reducción de la edad mínima para portar armas a 18 años en diciembre de 2024 y el lanzamiento de “Tenencia Express”, un sistema digital para agilizar permisos. La ministra Bullrich, firme defensora de la libre portación, justificó la medida: “A los 18 años pueden ir a la guerra o formar una familia, ¿por qué no portar un arma?”. Sin embargo, el abogado Julián Alfie, de la Red Argentina para el Desarme, critica la “ligereza y temeridad” del Gobierno, advirtiendo que la ANMAC, desbordada, no puede garantizar que estas armas no terminen en manos de grupos criminales. En X, @Adriel_Mzz celebra: “Una sociedad armada es una sociedad libre”, mientras @tctelevision destaca la controversia entre especialistas.
Milei estableció en Argentina el Derecho Sagrado a portar Armas!! Habilitó la compra y tenencia de armas semiautomáticas para civiles. Viva la Libertad Carajo!! pic.twitter.com/jLvlbc02xZ
— Andrea van der Rüth (@Andreavander7) June 18, 2025
Riesgos de la Flexibilización: Violencia y Control Insuficiente
Argentina, con una tasa de homicidios de 4,2 por 100.000 habitantes en 2024, enfrenta un problema creciente de violencia armada. Según el Centro de Estudios Legales y Sociales, en 2022, uno de cada dos homicidios dolosos fue cometido con arma de fuego. La flexibilización de Milei, que permite acceso a armas de mayor potencia, preocupa a expertos como Alfie, quien señala que “la incapacidad de ANMAC para controlar el mercado legal abre la puerta al desvío ilegal”. En ciudades como Rosario, donde el narcotráfico utiliza pistolas 9 mm modificadas como ametralladoras, el riesgo de proliferación de armas semiautomáticas es alarmante.
El precedente de Estados Unidos, con 120 armas por cada 100 habitantes y una tasa de homicidios 7,5 veces superior a otros países desarrollados, es un punto de referencia. Estudios del INECIP muestran que más armas en manos civiles no reducen el crimen, sino que aumentan suicidios, femicidios y tiroteos masivos. Mientras el Gobierno argumenta que la medida empodera a los ciudadanos, críticos temen un aumento de la violencia doméstica y el crimen organizado, especialmente en un país con 65% de permisos de armas vencidos.
Un Debate sobre Libertad y Seguridad
La decisión de Milei responde a una visión libertaria que prioriza la libertad individual, incluyendo el derecho a la legítima defensa. Sin embargo, su implementación ignora la realidad de un país con instituciones débiles y altos índices de inseguridad. La ANMAC, con recursos limitados, no está preparada para supervisar un aumento en la circulación de armas semiautomáticas, y la falta de controles efectivos podría exacerbar la violencia urbana. En 2024, Argentina registró 1,5 millones de armas en manos civiles, de las cuales más de la mitad están sin regular, según Chequeado.
La sociedad argentina, polarizada, debate entre el derecho a defenderse y el temor a una escalada armada. La comparación con EE.UU., donde la libre portación ha generado tragedias, pesa en el debate. Milei, que como diputado defendía la libre portación, ahora delega la narrativa a Bullrich, pero su decreto marca un punto de inflexión. Sin una ANMAC fortalecida, esta liberalización podría costar vidas, no libertad.
Milei arma a los civiles, ¿quién controla las consecuencias? 🔫