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¿Influye la luna en tu salud? Por qué las mujeres podrían sentir más sus efectos

La creencia de que la luna afecta el comportamiento y la salud humana ha sido debatida durante siglos, a menudo descartada como un mito. Sin embargo, la ciencia moderna sigue investigando si los ciclos lunares tienen efectos sutiles en los procesos biológicos, especialmente en las mujeres. Aunque no hay respuestas definitivas, estudios recientes y perspectivas históricas ofrecen datos interesantes sobre esta antigua pregunta.

A lo largo de la historia, la luna —en particular durante la luna llena o los eclipses— ha sido asociada con cambios en el estado de ánimo, patrones de sueño e incluso la salud física. Culturas antiguas, como los aztecas y los mayas, consideraban los eclipses lunares con una mezcla de asombro y temor, atribuyéndoles eventos como un aumento de nacimientos o desastres naturales. Hoy en día, la ciencia desmiente en gran medida estas afirmaciones tan extremas, pero investigaciones sugieren que podría haber una conexión más sutil entre los ciclos lunares y ciertos fenómenos fisiológicos.

Uno de los puntos más estudiados es la posible relación entre los ciclos lunares y el ciclo menstrual. El ciclo menstrual promedio dura, alrededor de 28 días, muy cercano al ciclo lunar de 29,5 días. Algunos investigadores plantean que, en tiempos antiguos, antes de que la luz artificial alterara los ritmos naturales, los ciclos de las mujeres podrían haberse sincronizado con las fases de la luna: la ovulación posiblemente coincidía con la luna llena y la menstruación con la luna nueva. Un estudio de 2021, citado por National Geographic y realizado con 22 mujeres, encontró que algunas participantes mostraban cierta sincronización intermitente con las fases lunares, aunque esta relación se debilitaba con la edad o la exposición a luz artificial. La teoría sugiere que la luz de la luna pudo haber influido históricamente en el comportamiento reproductivo al aumentar la actividad nocturna, lo que podría haber favorecido la fertilidad.

Más allá de la reproducción, también se ha investigado el posible impacto de la atracción gravitacional de la luna —más fuerte durante la luna llena y la luna nueva— en el sueño y la salud mental. Algunos estudios indican que la duración del sueño puede disminuir ligeramente alrededor de la luna llena, posiblemente debido al aumento de luz o a efectos gravitacionales sutiles sobre el contenido de agua del cuerpo, que en humanos es aproximadamente un 70%. Para personas con trastornos como el bipolar, investigaciones pequeñas, como una realizada por el psiquiatra Thomas Wehr en 2017, han observado cambios de humor relacionados con las fases lunares, aunque estudios más amplios no encuentran patrones consistentes. De igual forma, afirmaciones sobre aumentos en ingresos hospitalarios, tasas de criminalidad o nacimientos durante lunas llenas han sido mayormente desmentidas por análisis de datos extensos.

Las mujeres podrían percibir estos efectos con mayor intensidad debido a factores biológicos y hormonales. La coincidencia entre los ciclos menstruales y lunares, junto con una mayor sensibilidad a las fluctuaciones hormonales, podría amplificar cualquier influencia lunar sutil en el sueño, el estado de ánimo o los niveles de energía. Además, desde un punto de vista sociocultural, las mujeres han estado históricamente más conectadas con los ciclos naturales —ya sea por el seguimiento de la menstruación o por roles tradicionales ligados a calendarios lunares—, lo que podría aumentar la percepción de estas conexiones.

A pesar de estas observaciones, la comunidad científica mantiene una postura cautelosa. Muchos estudios sobre los efectos lunares son inconclusos, y los mecanismos detrás de cualquier posible influencia —como la atracción gravitacional o la exposición a la luz— no están completamente claros. Aunque la gravedad lunar afecta las mareas, su impacto en el cuerpo humano es mucho más débil. Por otro lado, la luz artificial y los estilos de vida modernos probablemente han debilitado cualquier ritmo lunar natural que pudiéramos haber experimentado en el pasado.

En cuanto a los eclipses específicamente, persisten ciertos mitos: algunas culturas advierten a las mujeres embarazadas que los eviten, temiendo defectos congénitos como el labio leporino. Sin embargo, los expertos médicos aclaran que los eclipses lunares no representan riesgos directos para la salud, ni siquiera para la vista, a diferencia de los eclipses solares que requieren medidas de protección visual. El tono rojizo de un eclipse lunar, a menudo llamado “luna de sangre”, se debe a la dispersión de la luz solar por la atmósfera terrestre, y no a ninguna radiación peligrosa.

Aunque la influencia de la luna en la salud parece ser mínima en el mejor de los casos, su significado cultural y psicológico sigue siendo profundo. Ya sea por un efecto placebo o por un eco biológico leve, muchas mujeres reportan sentirse diferentes durante eventos lunares: más emocionales, inquietas o introspectivas. Hasta que la ciencia ofrezca respuestas más claras, el encanto de la luna continuará fascinando, invitándonos a reflexionar sobre nuestra conexión con el cosmos.

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