En 2024, España registró un mínimo histórico: solo el 25% de los hogares tienen al menos un menor a cargo, el porcentaje más bajo desde que comenzaron los registros en 2006. Esto significa que tres de cada cuatro hogares están formados únicamente por adultos, reflejando un cambio drástico en la estructura familiar debido a la caída de la natalidad y el aumento de la esperanza de vida. De los 4,8 millones de hogares con niños, más de la mitad (2,6 millones) tienen un solo hijo, el 35% (1,7 millones) tienen dos, y apenas el 11% (unos 500.000) tienen tres o más. Los hogares unipersonales han crecido hasta el 29% del total, frente al 25% hace una década, mientras que las parejas sin hijos representan el 21%. En un contexto donde el 23% de los hogares no tienen ahorros, esta crisis demográfica plantea desafíos económicos y sociales, agravados por el alto coste de la crianza y la pobreza infantil.
Una Natalidad en Caída Libre
La tasa de fecundidad en España ha caído a 1,12 hijos por mujer, un 60% menos que los 2,77 de 1975, lejos del 2,1 necesario para la renovación generacional. En 2023, se registraron solo 322.000 nacimientos, una disminución del 51% respecto a los 662.600 de 1923 y del 25% comparado con 2013 (425.800). En contraste, países como Alemania (693.019 nacimientos) y Francia (678.511) duplican las cifras españolas. La media europea de fecundidad es de 1,46 hijos por mujer, con Francia liderando en 1,79. Este “invierno demográfico” se atribuye a cohortes menos numerosas en edad fértil, retrasos en las transiciones vitales y factores económicos. El 77,3% de los españoles cita la falta de medios económicos como principal obstáculo para tener hijos, seguido por el precio de la vivienda (40,7%) y problemas de conciliación, que afectan más a las mujeres, con el 23,5% dedicando 21-40 horas semanales a tareas domésticas frente al 12,6% de los hombres.
El coste medio de criar un hijo se estima en 758 euros mensuales, un 13% más que en 2022 y un 29% más que en 2018, con variaciones regionales: en Cataluña, es hasta un 30% más caro que en Andalucía. Para los hogares más pobres, que representan el 20% de las familias con niños (895.649 hogares), este gasto es inasumible, incluso destinando todos sus recursos. Los adolescentes generan mayores costes (más de 800 euros mensuales) frente a los 604 euros para menores de tres años. Tener hijos aumenta un 70% la probabilidad de caer bajo el umbral de pobreza, fijado en 23.078 euros anuales para una pareja con dos hijos, según datos de 2023.
Pobreza Infantil y Barreras Estructurales
La pobreza infantil en España es alarmante, con un 34,5% de los menores en riesgo de pobreza o exclusión social, la segunda tasa más alta de la UE tras Rumanía. En 2023, el 10,8% de los niños (unos 860.000) vivían en carencia material severa, sin acceso a necesidades básicas como alimentación adecuada (7% no consumen carne o pescado regularmente), calefacción o capacidad para imprevistos. Las familias monoparentales, mayoritariamente lideradas por mujeres, son las más afectadas: el 50% están en riesgo de pobreza, y un tercio sufren pobreza energética. Andalucía (46,8%) y Canarias (44,7%) registran las tasas más altas, mientras el País Vasco (19,6%) tiene la menor. La Encuesta de Condiciones de Vida de 2023 indica que el 55% de los menores viven en hogares con dificultades para llegar a fin de mes, y el 43% no pueden afrontar gastos imprevistos, un aumento de cuatro puntos respecto a 2022.
El Ingreso Mínimo Vital (IMV) y el Complemento de Ayuda a la Infancia (CAPI) buscan mitigar esta situación, pero su alcance es limitado. En junio de 2025, el IMV llegó a 736.867 hogares (2,25 millones de personas, 41,3% menores), con una cuantía media de 522,2 euros mensuales y un complemento de 67,4 euros por menor. Sin embargo, solo el 10,5% de los hogares con derecho al CAPI lo reciben, debido a barreras burocráticas y falta de información. La mitad de los beneficiarios potenciales del IMV no lo perciben, lo que frena su impacto en la pobreza infantil, que debería estar en 25,2% según los Objetivos de Desarrollo Sostenible, pero permanece en 33,9%.
Un Cambio en la Estructura Familiar
La estructura de los 19,5 millones de hogares españoles ha cambiado profundamente. Los hogares unipersonales (29%) y los formados por dos o más adultos sin pareja (25%) igualan a los hogares con niños (25%). De los 4,8 millones de hogares unipersonales, el 42% son personas mayores de 65 años, un grupo que crece con la esperanza de vida. Los hogares monoparentales, que suman 1,9 millones (80% liderados por mujeres), enfrentan mayores riesgos económicos. La renta media anual de hogares con hijos dependientes (39.696 euros) supera a la de hogares sin hijos (32.387 euros), pero la carga de la crianza anula esta ventaja. El 15,5% de la población vive en hogares con menos de 20 m² por persona, y el 18,2% reside en alquiler, especialmente monoparentales y unipersonales.
El aumento de hogares sin niños refleja no solo la baja natalidad, sino también la precariedad laboral y el alto coste de la vivienda, que disuaden a las familias. El 70% de los encuestados cree que tener hijos reduce oportunidades laborales, especialmente para las madres (53,7%), y el 66,3% de los españoles tienen hijos, pero el 58,9% de los que no los tienen desearían haberlos tenido. La falta de conciliación, con un 27,3% de trabajadores agotados para tareas domésticas, agrava la situación. España necesita construir 1,2 millones de viviendas sociales para 2030 para alcanzar la media europea, pero en 2023 solo se levantaron 5.441, un 19% menos que en 2022.
Un Futuro Demográfico Incierto
La caída al 25% de hogares con niños señala un desafío estructural para España. La baja natalidad, combinada con una pobreza infantil récord y un sistema de protección social limitado, amenaza la sostenibilidad económica y social. Mientras el Gobierno destaca medidas como el IMV, que ha evitado que un millón de menores caigan en la pobreza, las barreras burocráticas y la insuficiencia de ayudas como el CAPI limitan su impacto. La precariedad, el coste de la crianza (758 euros mensuales) y la falta de vivienda asequible frenan la formación de familias, mientras el envejecimiento agrava la carga en el sistema de pensiones. Sin políticas efectivas que promuevan la natalidad, mejoren la conciliación y reduzcan la pobreza, España enfrenta un futuro de declive demográfico, donde la falta de niños en los hogares será no solo un dato, sino un símbolo de una sociedad en transformación.
Solo uno de cada cuatro hogares con niños: ¿crisis demográfica o nuevo modelo familiar? 👶