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viernes, abril 18, 2025
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Albares Orquesta, un Baile de Embajadores: Ceses Polémicos Sacuden la Diplomacia Española

El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, ha puesto en marcha una reestructuración diplomática que está dando mucho de qué hablar. Con una maniobra que parece diseñada para amortiguar el ruido mediático, ha decidido agrupar los ceses de los embajadores en Bélgica, Croacia y Corea del Sur —todos ellos envueltos en controversia— junto a una serie de relevos menos conflictivos. Este movimiento, que podría aprobarse en el Consejo de Ministros durante las vacaciones de Semana Santa de 2025, busca pasar desapercibido, pero las críticas no se han hecho esperar, y el ambiente en el cuerpo diplomático español está que arde.

El cese más sonado es el de Juan González Barba, embajador en Croacia. Tras menos de tres años en Zagreb, su salida se relaciona con un artículo que publicó en enero de 2025, donde defendía el papel del rey Felipe VI en la proyección internacional de España. El texto, que ensalzaba la monarquía parlamentaria como pilar de la diplomacia, no cayó bien en el despacho de Albares, quien, según fuentes cercanas, considera inaceptable que los embajadores publiquen opiniones sin su visto bueno. González Barba, que ocupó previamente cargos de alto nivel como secretario de Estado para la Unión Europea, esperaba mantenerse en el puesto al menos otro año. Su destitución, comunicada tras la Conferencia de Embajadores de enero, ha sido interpretada por algunos diplomáticos como un castigo desproporcionado, generando malestar en el sector.

En Bélgica, Alberto Antón también ha sido relevado en circunstancias que han levantado cejas. Su salida está vinculada a un incidente durante la IX Conferencia de Embajadores, cuando fue grabado dando cabezadas mientras Albares pronunciaba un discurso de una hora. Las imágenes, que se viralizaron entre los asistentes, sellaron su destino. Antón, conocido por su extensa red de contactos en Bruselas, no se quedó callado: en una carta al ministro, calificó su cese de “torpe y mezquino”, argumentando que no había cometido errores profesionales que lo justificaran. Su reemplazo será José María Rodríguez Coso, hasta ahora en Luxemburgo, cuya designación ya cuenta con el beneplácito de las autoridades belgas.

El tercer caso polémico involucra a Guillermo Kirkpatrick, embajador en Corea del Sur, destituido tras reunirse con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, el 10 de enero de 2025, sin notificarlo previamente al ministerio. El encuentro, centrado en la reciente visita de Ayuso al país asiático, fue publicitado por la Comunidad de Madrid, lo que tomó por sorpresa tanto a Kirkpatrick como a Exteriores. Julio Herráiz, actual número dos en la embajada en China, está en proceso de ser nombrado como su sucesor, pendiente de aprobación. Este episodio ha avivado críticas de figuras como Ayuso, quien ha cuestionado que se sancione a diplomáticos por acciones que considera rutinarias.

Para suavizar el impacto de estas destituciones, Albares ha incluido en el paquete otros nombramientos menos espinosos. Teresa Lizaranzu asumirá la embajada en Irlanda, Pablo Barbará en Mauritania, Paloma Serra en Tanzania, José Manuel Pascual en Sudáfrica, Félix Costales en Nigeria, Bernardo de Sicart en Indonesia, Laura Oroz en Chile, Luis Alfonso Sánchez-Vellisco en Nueva Zelanda, Nieves Blanco en Luxemburgo, Lorea Arribalzaga en República Dominicana y Jaime Moreno Bau en Kenia. Este último, hermano de la embajadora en Washington, Ángeles Moreno Bau, ha sido señalado en el pasado por posibles tratos de favor, aunque el ministerio lo niega tajantemente.

Esta no es la primera vez que Albares opta por concentrar relevos diplomáticos para evitar una cascada de titulares negativos. Fuentes internas lo resumen como una estrategia de “mejor un mal día que varios malos ratos”. Sin embargo, la acumulación de ceses polémicos ha intensificado las tensiones con la Asociación de Diplomáticos Españoles, que en febrero de 2025 reclamó criterios más transparentes para los nombramientos. La falta de un reglamento claro, tras la anulación del anterior por el Tribunal Supremo en 2017, deja los destinos en manos del ministro, una discrecionalidad que ha generado descontento. En 2024, según datos internos, 330 diplomáticos —un tercio del total en activo— solicitaron plazas en el extranjero, reflejando un malestar generalizado.

El contexto no ayuda a calmar las aguas. En febrero de 2025, la oposición forzó una comparecencia de Albares para explicar lo que calificaron como “ceses arbitrarios”, acusándolo de politizar la carrera diplomática. Además, un número récord de 43 diplomáticos solicitaron destinos en el Servicio Europeo de Acción Exterior, la cifra más alta en 15 años, vista por algunos como una fuga ante un ambiente laboral tenso. La reprobación del ministro en el Senado en octubre de 2024, impulsada por la oposición, marcó otro punto de fricción en su gestión.

La reestructuración llega en un momento delicado para la política exterior española. Albares ha defendido una diplomacia enfocada en la paz y los intereses nacionales, pero sus decisiones internas han generado ruido. Por ejemplo, su intento de promocionar a Marcos Alonso como número dos del Servicio Europeo de Acción Exterior, que finalmente recayó en Belén Martínez Carbonell, fue criticado por priorizar lealtades sobre méritos. Asimismo, la exclusión de ciertos medios de comunicación de reuniones informativas ha reforzado la imagen de un ministro que ejerce un control férreo.

Los ceses en Bélgica, Croacia y Corea del Sur no son solo un asunto interno. Estos países son socios clave en eventos como el festival Europalia 2025, donde España será protagonista en Bélgica, o en las relaciones comerciales con Corea del Sur, afectadas por las tensiones globales tras los aranceles impuestos por Estados Unidos en 2025. Según el ICEX, las exportaciones españolas a Corea del Sur alcanzaron los 1.200 millones de euros en 2024, un dato que subraya la importancia de una embajada sólida. En Croacia, la salida de González Barba coincide con el décimo aniversario de su ingreso en la UE, un hito que España buscaba aprovechar para fortalecer lazos bilaterales.

Otros relevos, como los de Raimundo Robredo en Sudáfrica y Victoria González Román en Dinamarca, han sorprendido por romper con la práctica habitual de mantener a los embajadores cuatro años en sus destinos. Estos movimientos, aunque menos polémicos, añaden presión a un ministerio que enfrenta retos globales, desde la crisis migratoria hasta el reposicionamiento de la UE frente a China y Estados Unidos. En 2024, el Instituto Elcano señaló que España necesita una diplomacia más cohesionada para mantener su influencia, una meta que los conflictos internos podrían complicar.

El baile de embajadores de Albares es un reflejo de su estilo: pragmático, pero no exento de controversia. Mientras intenta proyectar una imagen de control, las grietas en el cuerpo diplomático son cada vez más visibles. La pregunta es si esta estrategia le permitirá fortalecer la posición de España en el mundo o si, por el contrario, seguirá alimentando críticas que debiliten su liderazgo.

¿Ceses por cabezadas o por no seguir la partitura? 😴🥱🌩️ Albares pone la diplomacia patas arriba, y este escándalo es el clickbait por excelencia.

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