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miércoles, junio 18, 2025
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¿Quién vigila al informador? El tratamiento mediático del conflicto israelí

Las agencias de noticias han pasado de ser simples trasmisoras de hechos a convertirse en actores políticos con una influencia innegable. Y en este escenario, pocas naciones han sido tan consistentemente maltratadas por el relato mediático internacional como Israel, narrativas que se repiten, realidades que se ignoran… titulares ambiguos, omisión del contexto y una desproporción en la cobertura, son puntos que ameritan revisemos con atención. Por que no es normal que se publican imágenes desgarradoras de Gaza -muchas veces sin verificar su origen o temporalidad-  mientras por otro lado se silencia que, detrás de cada operación israelí, existe un ataque previo, una amenaza directa o una violación sistemática del derecho internacional por parte de grupos terroristas como Hamás o Hezbollah.

Personas observan edificio dañado por explosión

Frases como « mueren niños en bombardeo israelí » mientras se oculta que esos niños fueron utilizados por el yihadismo como escudos humanos, dejando de lado que el objetivo militar es una instalación terrorista oculta en una escuelas u hospitales, o que minutos antes se había lanzado un misil desde esa zona hacia civiles israelíes.

Cuando el titular ignora la causa y magnifica el efecto, la verdad se distorsiona.

Muchas agencias intentan disfrazar su sesgo bajo una supuesta “neutralidad”. Pero poner en el mismo plano a un Estado democrático, sujeto al escrutinio interno, con una organización islamista que persigue, tortura y ejecuta a sus disidentes, es una falsa equivalencia que solo favorece a un grupo malicioso en el poder, los yihadistas. No se trata de justificar errores -Israel no es infalible ni pretende serlo-, sino de entender que en esta guerra asimétrica, la intención y el contexto importan, es un tema de sobrevivencia israelí, de protección a sus ciudadanos. Hamás busca la destrucción de Israel, incluso a costa de su propia población, más que una disputa territorial, es una lucha ideológica entre una democracia imperfecta pero funcional, y un fanatismo que desprecia la vida de quienes le rodean.

¿Por qué vemos constantes imágenes de destrucción en Gaza, pero rara vez se muestran las consecuencias de los ataques con cohetes en Sderot y Ashkelon, Israel? ¿Por qué se oculta que Israel advierte con panfletos, llamadas telefónicas y mensajes antes de intervenir militarmente, mientras Hamás lanza cohetes indiscriminadamente? ¿Por qué los medios prefieren mostrar lágrimas palestinas y minimizar el trauma israelí? 

Parte de la respuesta esta en la accesibilidad mediática: Hamás controla lo que los periodistas pueden grabar en Gaza. Israel, en cambio, permite cobertura libre, incluso si eso significa enfrentar críticas internas. Esa diferencia  -la libertad versus la propaganda- se traduce en un desequilibrio informativo que rara vez se denuncia.

Lo anterior hace cuestionar algo, ¿Quién fiscaliza a los que informan?, las grandes agencias de noticias -Reuters, Associated Press, Agence France Presse- han cometido errores graves en coberturas pasadas, como publicar imágenes de conflictos anteriores como si fueran actuales, o citar fuentes de “autoridades locales” sin aclarar que se trata de voceros de Hamás. Algunos de estos errores han sido corregidos, pero el daño ya esta hecho. 

Personas abrazándose en manifestación con carteles alrededor.

¿Existe algun organo relator que pueda sancionar estas practicas? y ¿por qué no se sanciona a la brevedad? Pongamos como ejemplo la Agence France Press, sería pertinente tener estos nombres vigentes: Fabrice Fries; Presidente ejecutivo, Phil Chetwynd; Director de información; Philippe Onillon; director general, ya que son responsables de como se maneja dicha agencia. No debería de estar sucediendo emitir noticias para después desmentirlas, estas alcanzan un impacto mediático, dañando, en este caso, la imagen de Israel, que pese a todas sus contradicciones, sigue siendo el único país en Medio Oriente donde cristianos, musulmanes, drusos y judíos pueden votar, protestar y formar parte del parlamento. Esa realidad no aparece en los titulares de estas agencias y sus repetidoras a nivel global, no vende tanto como una imagen manipulada o un titulo dudoso, no encaja con el relato del “opresor y opimido”. Pero comencemos a colocar ese reflector donde debe y merece. Por ejemplo que Fabrice Fries ya ha recibido acusaciones desde el 2023, por la cobertura sesgada de la AFP y el creciente antisemitismo europeo. 

Lo anterior no significa que la critica a Israel o a cualquier otro país no solo es válida. Es valida y necesaria,  lo que no es válido es construir esa crítica sobre bases falsas, descontextualizadas o con una vara moral que solo se aplica a un lado del conflicto. Las agencias de noticias tienen una responsabilidad histórica y ética : informar, no influir. Mostrar los hechos, no fabricarlos. Cuando los medios distorcionan la realidad, no solo perjudican a una parte del conflicto, perjudican a la verdad. Y en un mundo donde la verdad se ha vuelto un campo de batalla, defenderla -aunque incomode- es un acto de justicia.

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