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jueves, junio 19, 2025
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Una Vaca Deja Sin Internet a Todo un Valle: La Insólita Historia que Sacude Bizkaia

En un incidente tan curioso como frustrante, el Valle de Carranza, en Bizkaia, se quedó sin conexión a internet y telefonía fija durante más de 24 horas el 11 de abril de 2025, y la culpable no fue una tormenta ni un fallo técnico, sino una vaca. El animal, perteneciente a una explotación ganadera local, se enredó en unos cables de fibra óptica mal instalados, provocando un corte de servicio que afectó a cientos de vecinos, empresas y servicios públicos. Este suceso, que podría parecer sacado de una comedia rural, ha desatado una oleada de críticas hacia el estado de la infraestructura de telecomunicaciones en la zona y ha puesto en el centro del debate el mantenimiento de las redes en áreas rurales.

Vaca atrapada en alambre de fibra óptica en el campo.

Todo comenzó cuando la vaca, que pastaba en una finca cercana a la carretera BI-3621, quedó atrapada en un tendido de cables sueltos que colgaban a baja altura. Según el propietario del animal, los cables estaban en un estado “lamentable”, fruto de años de abandono por parte de la empresa de telecomunicaciones responsable. Al intentar liberarse, la vaca arrancó los cables, dejando sin servicio de internet y telefonía fija a todo el Valle de Carranza, una zona rural de unos 2.800 habitantes conocida por su ganadería y paisajes montañosos. El incidente afectó a hogares, negocios locales, la Casa Consistorial, el centro de salud e incluso el cuartel de la Guardia Civil, generando caos en un municipio donde la conectividad ya es un desafío.

El alcalde de Carranza, Raúl Palacio, no tardó en reaccionar. En declaraciones públicas, señaló que el corte de internet “paralizó” el municipio y denunció el “pésimo mantenimiento” de la red de fibra óptica. Según Palacio, los cables colgaban a una altura de apenas dos metros, una negligencia que facilitó el accidente. “No es la primera vez que pasa algo así; llevamos años pidiendo que se revisen estas instalaciones”, afirmó. El propietario de la vaca, por su parte, respaldó esta postura, argumentando que la responsabilidad recae en la empresa de telecomunicaciones, cuya identidad no se ha precisado, aunque se sabe que es una de las principales operadoras en Euskadi.

La avería fue reparada el viernes por la tarde, tras más de un día de interrupciones, pero el incidente ha dejado un reguero de quejas. Los vecinos, que dependen cada vez más de internet para teletrabajar, estudiar o gestionar trámites, expresaron su frustración en redes sociales. Publicaciones en X recopiladas tras el suceso muestran el tono de incredulidad y humor con el que muchos tomaron la noticia, con comentarios que van desde memes sobre la “vaca hacker” hasta críticas serias sobre la precariedad de la infraestructura rural. Una publicación destacaba: “En 2025 y una vaca nos deja sin internet. Esto solo pasa en el pueblo”. Otra señalaba la ironía de que un animal pueda exponer las carencias de un sistema que se presume moderno.

Este no es un caso aislado en España. En 2023, un informe del Ministerio de Transformación Digital reveló que el 15% de las zonas rurales en el país aún enfrentan problemas de conectividad, con cortes frecuentes debido a infraestructuras obsoletas. En Galicia, por ejemplo, un incidente similar ocurrió en 2022, cuando un tractor dañó cables de fibra óptica, dejando sin servicio a varios municipios durante dos días. En Extremadura, tormentas en 2024 arrancaron tendidos mal asegurados, afectando a miles de usuarios. Estos casos subrayan una realidad: mientras las grandes ciudades disfrutan de redes 5G, las áreas rurales siguen dependiendo de instalaciones vulnerables, a menudo expuestas a accidentes tan imprevisibles como el de Carranza.

El episodio también ha reavivado el debate sobre la digitalización en el medio rural. Según datos de la Comisión Europea, el 80% de los hogares rurales en la UE tenían acceso a banda ancha de alta velocidad en 2024, pero la calidad y estabilidad de estas conexiones varían enormemente. En Euskadi, donde el Gobierno Vasco ha invertido 120 millones de euros desde 2020 para mejorar la conectividad rural, incidentes como este muestran que aún hay trabajo por hacer. La patronal de telecomunicaciones DigitalES ha advertido que el mantenimiento de las redes es tan crucial como su despliegue, un aspecto que a menudo se descuida en favor de proyectos más visibles.

En Carranza, el incidente ha tenido consecuencias prácticas. El centro de salud, que depende de internet para gestionar citas y recetas electrónicas, tuvo que recurrir a métodos manuales, retrasando la atención a pacientes. Los comercios locales, muchos de los cuales usan datáfonos y plataformas online, reportaron pérdidas económicas. Incluso el cuartel de la Guardia Civil, que necesita conexión para coordinar operativos, se vio afectado, un recordatorio de cómo la dependencia digital ha transformado hasta los servicios más esenciales. La Casa Consistorial, por su parte, suspendió trámites administrativos online, afectando a vecinos que debían renovar documentos o presentar solicitudes.

El suceso también ha generado un cruce de acusaciones. Mientras el alcalde y el ganadero apuntan a la operadora, esta última no ha emitido un comunicado oficial, aunque fuentes del sector sugieren que podría argumentar que el daño fue causado por un tercero —en este caso, la vaca—. Sin embargo, la imagen de cables colgando a baja altura, compartida en varias publicaciones en X, ha fortalecido la narrativa de negligencia. Algunos vecinos han exigido inspecciones inmediatas de toda la red en el valle, mientras que otros piden compensaciones por las molestias sufridas.

Más allá de lo anecdótico, el incidente pone de manifiesto la fragilidad de la conectividad en zonas rurales y la necesidad de una infraestructura más robusta. En un mundo donde el teletrabajo y la educación online son cada vez más comunes, un corte de internet no es solo una molestia, sino un freno al desarrollo. Carranza, con su economía basada en la ganadería y el turismo rural, no puede permitirse quedar incomunicada. El episodio, aunque risible para algunos, es un recordatorio de que la modernización no llega igual a todos los rincones.

La vaca, que salió ilesa, se ha convertido en una inesperada protagonista de esta historia, pero la verdadera lección está en lo que revela: una red de telecomunicaciones que, en 2025, aún puede ser derribada por un animal. Mientras los vecinos recuperan la conexión, la pregunta sigue en el aire: ¿cuándo se tomarán en serio las infraestructuras rurales? Por ahora, Carranza vuelve a la normalidad, pero no sin antes dejar una anécdota que, entre risas y quejas, ha dado la vuelta al mundo digital.

¿Una vaca desconectando todo un pueblo? Esto no es un chiste, es el caos rural que no se puede ignorar. 🐄🛜

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